¿Suma fija o bono?: interna en el gobierno por la recomposición de ingresos
Dentro del Frente de Todos se debate por un refuerzo de ingresos para trabajadores para fin de año. Sin embargo, hay visiones contrapuestas sobre qué medida aplicar.
Por Álvaro Arellano
En un contexto de notable pérdida en el poder adquisitivo y a poco de llegar a fin de año, continúa la discusión sobre el pago de un bono o la implementación de una suma fija para apuntalar los ingresos. La disyuntiva entre una herramienta u otra se convirtió en un nuevo motivo de disputa hacia el interior del Frente de Todos que plantea un interrogante: ¿Suma fija o bono de fin de año?
Un informe del Centro de Economía Política (Cepa) profundizó sobre la ventaja que ofrece la suma fija en este contexto. Consideraron que esa opción permite repartir la productividad de la economía y no afectaría la actividad de las grandes empresas, que durante 2022 obtuvieron ganancias significativas. Otra es la realidad de las pequeñas y medianas, en caso de que tengan que afrontar el pago de determinado monto en medio de una desaceleración de la producción y el consumo.
El debate sobre la implementación de una u otra herramienta cobró relevancia durante los últimos días luego de que Cristina Kirchner dispuso el pago de una suma fija de 30 mil pesos para los trabajadores del Congreso. La vicepresidenta tomó esta decisión pese a que el presidente, Alberto Fernández, se había inclinado más por el pago de un bono a la hora de referirse a la recomposición de ingresos.
La principal diferencia entre una opción y la otra, radica en que la suma fija se abona junto con el salario, implica un aumento y perdura en el tiempo, con impacto en las cargas sociales e impositivas. De hecho, en proporción representa una mejora más significativa para quienes menos cobran. Por ejemplo, una suma fija de 30 mil pesos para alguien que cobra 100 mil, significa un 30% de aumento. Mientras que para un trabajador que cobra 300 mil, significa un 10%.
En tanto, el bono suele pagarse en determinadas oportunidades, pero no perdura en el tiempo y no se incorpora al salario. Un ejemplo de ello es el bono de 45 mil pesos que está pagando el gobierno durante este mes y el que viene a los sectores más vulnerables.
Al respecto, la analista económica del Cepa, Eugenia Rodríguez, detalló: "El bono no tiene impacto en los convenios colectivos, es una recuperación atada a la coyuntura. Permite responder a la pérdida respecto al año anterior pero no permite una recuperación más profunda".
Sobre la suma fija, sostuvo: "Eleva el piso del salario sobre el cual se discute la paritaria, por eso se dice que refuerza la discusión paritaria, porque en las escalas más bajas permite elevar el piso. No solo es una mejora en el bolsillo sino en la base sobre la que se aplican más adelante los aumentos".
Ante estas diferencias, un informe del Cepa defendió la implementación de una suma fija de 25 mil pesos, con lo que consideraron, se podría mejorar el salario real en un 16,7% y se lograría superar en 7,1% el poder adquisitivo que dejó Macri en 2019.
Un planteo más ambicioso aún, habla de la posibilidad de llevar esa suma fija a 46.500 pesos para mejorar el salario real en un 31% y de esa manera se equipararía el poder adquisitivo que tenía el salario en el epílogo del mandato de Cristina Kirchner en 2015.
La economista del Cepa, Julia Strada, reforzó esta propuesta con la implementación de un esquema similar durante el inicio de la gestión de Alberto Fernández. Según sus cálculos, la aplicación de una suma fija por decreto de 4 mil pesos, mejoró el poder de compra en un 7%.
Por otra parte, Strada consideró que la suma fija es necesaria para posibilitar una mejor distribución de la productividad. “Llega a 13 puntos la diferencia entre productividad por puesto y salario real en el sector privado. Es aún mayor esa diferencia (25 puntos) en relación a la productividad horaria”, explicó.
Una de las objeciones más recurrentes a este planteo tiene que ver con que el contexto económico dificulta a las empresas a afrontar las sumas requeridas. En ese sentido, desde el Cepa exceptuaron a las empresas más importantes del país al verificar que resultaron beneficiadas con ganancias “significativas”.
Más adelante, Strada reparó en las ventas de este año y consideró: “Mejoraron, también, de manera sustancial. En promedio, 34,6% de mejora en dólares en los balances de 2022 respecto de 2021”.
En medio de las diferencias que protagonizan en el propio seno del gobierno y que demoran una definición sobre la recomposición de ingresos, los precios continúan en ascenso y la canasta básica volvió a dispararse en octubre, poniendo más presión sobre los datos de pobreza.