Por César Malato (Militante Peronista y de la Ec. Social y Solidaria)

Confieso que muchas veces siento una curiosa envidia por aquellos compatriotas que no les causa ninguna inquietud la política, la economía, la marcha de los asuntos del País, ni la reputación que tenemos en el exterior. Amplios sectores de la población – también ciudadanos y ciudadanas con derechos al igual que nosotros- que transitan la vida sin preocuparse de lo que le pasa a los demás. 

Es una curiosidad pero a la vez es algo de envidia por esa forma de transitar la vida: cantar el himno, emocionarse al abrazar nuestra bandera, gritar hasta quedarse roncos cuando nuestra selección gana o sale campeona. Es un “patriotismo con ausencia de intereses nacionales”. Algo difícil de ver en otras latitudes.

Será que eso se pueda asociar en algún momento futuro de nuestra historia a los asuntos del País? Ser también patriotas al momento de decidir, de elegir un proyecto, de defender cuestiones que nos benefician, y rechazar las cosas que nos van a perjudicar? Ser a la vez reflexivos con nuestras conductas sociales, comunitarias, en sociedad?.

Es más que evidente que nos pasan cosas que ya nos sucedieron y que no podemos solo poner “la culpa”, o la responsabilidad en “los políticos” cuando estamos enojados con la política, y no reconocerle nada de mérito ni de responsabilidad a “la política”, al momento de que nuestras condiciones de vida mejoran.

Para muchos de nosotros que nos hemos formado y nos reconocemos militantes de la política, y de las organizaciones de la economía social y solidaria, son situaciones y condiciones difíciles de aceptar y de naturalizar.

Aceptar pasivamente, socialmente, una Democracia que los responsables del Gobierno Nacional con ayuda de otras derechas,   han convertido en intolerante, fóbica, agresiva, excluyente, violenta, sin respeto a nuestras garantías legales y constitucionales, vulnerando los más elementales derechos a la protesta no es un camino cívico que nos seduzca, a cuarenta años de haber recuperado nuestra Democracia.

Prohíben la manifestación pública, la ocupación del espacio público, con una tergiversación de las normas y de los marcos legales, acusando a vendedores ambulantes, estudiantes, indefensas jubiladas, desprevenidos tipos de a pie, en “personas que participaban de un intento de golpe de estado, integrar grupos terroristas, y perpetrar acciones para querer evitar el normal funcionamiento del poder legislativo”, como falsamente formuló el comunicado de la Presidencia de la Nación luego de la represión indiscriminada e ilegal de la semana pasada

Advertimos desde hace unos meses, que este rumbo de violencia institucional y “Estado de Sitio de hecho”, nunca decretado legalmente, posiblemente nos pone en una situación de una Democracia poco viable, estrecha, fallida, arremetiendo en nombre “del 56% que lo eligió” - lo cual es otra tergiversación enorme, y perfectamente instalada, para votar una enorme Ley,  la Ley “GASES- , que no tiene un solo beneficio para el asalariado, para el que no tiene laburo, para mejorar educación ni la salud pública, para los científicos, para los artistas, para los sectores productivos del interior, y menos que menos para los servidores públicos y estatales.

Con una situación tan delicada y compleja, tenemos una tarea tan enorme por delante, que va a requerir que depongamos en el futuro cercano nuestras ambiciones personales o sectoriales, y poner solidariamente espalda con espalda para construir los programas que nos permitan remontar esta triste debacle nacional siendo claros que valores e intereses nos proponemos defender con nuestras propuestas para nuestras comunidades y sociedades.