El 54% de los nacimientos en la salud privada en 2020 fue por cesárea
La mayoría de los partos al comienzo de la pandemia fueron "naturales", aunque la estadística cambia en los sanitarios. Las advertencias de distintas organizaciones y la voz de la salud pública.
Por Laura Hintze
El 56,58% de los partos que se registraron en Rosario en 2020 fueron por partos vaginales (o naturales). En el mismo año, los efectores de salud privada realizaron más cesáreas que acompañamiento de partos naturales: el 54 por ciento de los nacimientos en sanatorios fueron a través de esta cirugía. Los números reflejan lo que distintas organizaciones sociales y activistas venían denunciando: que la pandemia ofició de excusa para realizar mayores intervenciones, contrariamente a lo que dicta la ley nacional de parto respetado.
Según el Anuario de Población y Estadísticas Vitales que difundió la Municipalidad de Rosario, en 2020 se registró la menor cantidad de nacimientos en diez años: 17.267 en total. La mayoría (9891) fue en establecimientos privados y la mayoría, también, fue por parto vaginal (el 56,58 por ciento). La diferencia entre tipo de parto se da según el efector de salud. Así, de los 7319 partos que se realizaron en el ámbito de la salud pública - municipal y provincial -, 5230 fueron naturales y 2075 por cesárea. Por el contrario, de los 9891 nacimientos registrados en la salud privada, 5350 (el 54 por ciento) fueron por cesárea y 4516 fueron vaginales. Cabe remarcar que el estudio no presenta cuadros comparativos con otros años a la hora de especificar los tipos de partos.
Las estadísticas acompañan lo que fue una advertencia de distintos colectivos activistas: la pandemia fue una excusa para realizar más intervenciones a la hora de acompañar partos, la gran mayoría de las veces de manera injustificada e innecesaria, a contramano de lo que dicta la Ley nacional de parto respetado y los distintos protocolos de actuación redactados por el Ministerio de Salud de la Nación durante la pandemia.
"Sin justificación clínica es preocupante"
“En 2020 quedó en evidencia la ideología que atraviesa al sistema médico hegemónico. Ya de por sí son muchas las cesáreas que se hacen sin justificación clínica, pero con la pandemia se agregaron muchas más”, sostuvo en diálogo con RosarioPlus Andrea Caminotti, psicóloga, doula y miembro del Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO). Y agregó: “La cesárea es una cirugía mayor, una intervención quirúrgica creada para salvar vidas o favorecer la calidad de vida. Para realizarla son necesarios motivos clínicos reales. Sin eso, es preocupante, porque si bien es segura, es una cirugía que deja huellas físicas y psíquicas que incluso pueden condicionar futuros nacimientos”.
Caminotti informó que durante 2020, el OVO recibió consultas, pedidos de asesoramiento y relatos que indicaron que, bajo protocolos y la excusa de medidas de precaución por la pandemia, muchas mujeres se encontraron con cesáreas programadas o realizadas apenas iniciado el trabajo de parto. También fueron derivadas al quirófano por sospecha de Coronavirus, a la espera aún de los resultados de hisopados. Muchos protocolos, además, impedían que la mujer esté acompañada durante la cirugía. “Las cesáreas se usan para beneficio del sistema médico hegemónico y de mercancía”, subrayó. Cabe especificar: en líneas generales, un nacimiento por cesárea es mucho más rápido, pero también implica mayor gasto de insumos, carga de personal y más días de internación.
En la misma línea, el Colectivo Autoconvocado Mujeres en Tribu (Camet) de Rosario, un punto de referencia local en cuanto a derechos en el parto y el nacimiento, recibió durante la pandemia más consultas que las que habían recibido en los cuatro años que llevaban de existencia. Todos los mensajes iban en el mismo sentido: preponderancia a las cesáreas y protocolos que tendían a separar a la embarazada/puérpera de su acompañante y bebé. Ante la demanda, el Camet realizó una serie de recurseros puntualizando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación para embarazos, partos y nacimientos en pandemia.
En julio de 2020, el Ministerio de Salud de la Nación publicó, en ese sentido, una serie de recomendaciones para la atención de embarazadas y recién nacidos en relación al Covid-19. En el documento, se hace hincapié en que “el modo de parto no tiene influencia sobre el riesgo vinculado a COVID-19 para la madre o el recién nacido” y destaca que “el modo de finalización del embarazo se definirá de acuerdo con el criterio obstétrico y con la condición de salud materna. Se recomienda el parto vía vaginal si la condición clínica de la madre lo permite. La evidencia actual no muestra ningún beneficio de la cesárea en embarazadas infectadas por Covid-19. Es importante evitar cesáreas injustificadas a fin de prevenir el nacimiento pretérmino y otras morbilidades en el recién nacido”.
"La ley no se negocia"
Edgardo Abalos, médico obstetra y Jefe del Servicio de Obstetricia de la Maternidad Martín, recordó el 2020 con dos adjetivos: “tremendo” y “bizarro”. “Al principio no se sabía mucho qué pasaba ni dónde estábamos parados. Nos vino a la mente la pandemia de la Gripe A y el impacto tremendo que tuvo en las muertes maternas. Entonces, cuando en marzo comenzó esto, lo que nos pusimos a hacer fue estudiar, ver experiencias y armar protocolos de bioseguridad para el personal de salud y las pacientes”, relató en diálogo con RosarioPlus. Y agregó, contundente: “Nuestra prioridad estaba muy clara a la hora de armar esos protocolos. La ley de parto respetado no se negoció”.
“La salud pública municipal priorizó el control prenatal en toda la red, es decir, que nunca se interrumpió ni el control prenatal ni el de puericultura del recién nacido cuando salía del hospital”, remarcó el obstetra. “Si bien a partir de nuestros protocolos determinamos áreas de aislamiento para pacientes con sospecha o confirmación de Covid, no se tomaban medidas diferentes por el hecho de que una paciente tuviera un hisopado positivo. Es decir, no se la operaba por Coronavirus, ni se interrumpía su compañía. Sí se armaban protocolos adecuados. Eso puede haber tenido un impacto positivo a la hora de ver los índices de cesárea en 2020, que incluso, en nuestra maternidad, fue menor que durante 2019 y 2018”.