La inflación supermercado en enero fue de casi 17% y acumula 404% interanual
Los precios de la canasta básica de alimentos aumentaron casi 17% en enero en Santa Fe, y representa un encarecimiento de 404% que hace un año atrás. Lo que se gastaba en comidas y bebidas en diciembre, en enero cuesta 49 mil pesos más.
La escalada de precios de la canasta familiar en la provincia de Santa Fe alcanzó un ritmo inédito, y apura el empobrecimiento general de la población.
Solo en el mes de enero, el Índice de Precios Supermercados registró un alza del 16,93% en promedio, y coronó una variación interanual de 365,81%, según el relevamiento habitual del Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz (CESO), sobre un menú de casi 9.000 precios online relevados por su equipo.
De esta manera, el cómputo de todo lo que necesita una persona adulta para cubrir sus necesidades alimentarias básicas llegó a $109.463,85. Asimismo, esta canasta básica de alimentos (CBA) mostró un encarecimiento de 48.976,29 pesos en enero respecto de lo que costaba en diciembre.
La evolución interanual de la CBA impacta: 404,46% más es lo que hoy cuesta respecto de enero de 2023. Claramente, ningún salario acompañó semejante suba.
Por lo tanto, el estudio del CESO fijó el piso de referencia para una familia pobre en 338.243,29 pesos. Por debajo de esta cifra, se la considera indigente.
La economista Celina Calore, una de las que trabajó en el relevamiento, explicó que el número no refleja una disminución de la inflación, tal como pretende el gobierno de Javier Milei, sino que es la estela del fuerte impacto de subas registrado en el mes de diciembre: 57% mensual. “No es que la inflación viene bajando, sino que el ajuste más fuerte estuvo en diciembre y esto se monta sobre aquello. La progresión anual luce alarmante, catastrófico para el bolsillo de trabajadores y jubilados”, valoró Calore.
La economista advirtió sobre la caída en las ventas del comercio minorista que ya se reflejan en las estadísticas de coyuntura. “En algún momento el consumidor ya va dejando de consumir ciertos productos. El supermercado es lo último porque hay que seguir alimentándose, pero la situación es muy cruda y no pinta que vaya a mejorar”, vislumbró.
Entre los condimentos de la escalada inflacionaria, Calore citó la desregulación de bienes y servicios de la economía, como el caso de los combustibles, que incide directo en los costos de logística que abastece al supermercadismo.
“Hasta diciembre estaba vigente el programa Precios Cuidados, que contenían la evolución de precios en productos de primera necesidad. Al eliminar esa referencia, se perjudicó a los que menos tienen, cuyos ingresos están enfocados mayormente a la canasta básica de alimentos”, analizó.
Por otra parte, consideró que también las segundas y terceras marcas experimentan aumentos similares y achican el menú de alternativas para el consumidor promedio. “Y a eso hay que sumarle otros gastos básicos como vestimenta, alquiler, transporte. La situación es alarmante y no se ve ninguna política para contener la situación”, se preocupó.