El fiscal Franco Carbone afirmó este lunes, en el epílogo del juicio por la fuga masiva de la Unidad Penitenciaria Nº 11 de Piñero, que aquel estridente episodio del 27 de junio de 2021 se organizó y llevó a cabo a instancias del recluso Claudio “Morocho” Mansilla, quien estaba por sumar otra dura condena penal y algunos de sus compañeros de prisión prepararon el escape para que él pudiera ganar la libertad antes de esa sentencia y a como diera lugar.

“Somos optimistas en que se logrará la condena de acuerdo a la imputación que hemos formulado. Demostramos la naturaleza y gravedad del hecho. Los tres facilitadores llevaron a una persona en estado de consumo (de sustancias), lo mandaron a poner la cabeza. Eso fue lo que dijimos y mostramos: una persona con oficio de electricista que con una amoladora cortó el cerco perimetral. Los internos lo pasaron por encima y se fueron”, recordó el fiscal del juicio oral que se desarrolla desde el 29 de abril en el Centro de Justicia Penal, ante el tribunal integrado por Fernando Sosa, Silvana Lamas e Ismael Manfrin.

Esta semana se conocerá el veredicto del tribunal.

El proceso es contra ocho reclusos que se fugaron y tres personas que facilitaron desde afuera esa evasión: además de Mansilla, su lugarteniente Sergio Cañete, Franco Canteros, Rodrigo Gramajo, Elisa Álvarez, Joel Rojas, Ezequiel Romero, Antonio Schmittlein, Alejandro Andrés Candia, Daniel David Piscione y Martín Alejandro Cartelli.

Esta semana inició la etapa de alegatos previa a la sentencia. Pasaron más de 60 testigos.

Carbone lo definió como “el mayor golpe de la historia del Servicio Penitenciario”. Según la investigación que reconstruyeron Carbone y su par Aurelio Cicerchia, aquella mañana Canteros, Gramajo y un joven, Walter Ezequiel Soraire, se abocaron a la tarea de cortar las distintas bandas de tejido perimetral en un lateral del penal, en el momento en que adentro buena parte de los reclusos estaban en el patio. 

Cuando los guardias advirtieron que se venía una fuga, comenzó un tiroteo que le costó la vida al muchacho Soraire.

“El plan fue muy bien pensado, pero los facilitadores externos tuvieron falencias que derivaron en las recapturas” de los evadidos, contó Carbone. 

Los fugitivos escaparon luego de superar siete tejidos perimetrales y en medio de un tiroteo del cual participaron también. En la fuga, escaparon cinco en un auto con armas de fuego. Arrojaron clavos miguelito para desairar a sus perseguidores y por algunos días se perdieron.

“Los internos dijeron en su descargo que los gariteros (guardiacárceles en vigilancia desde los mangrullos) les tiraban tiros y que temieron por sus vidas y por eso salieron corriendo. Es una falacia porque había otros internos en el patio, se tiraron al piso y se quedaron. Lo que alegaron fueron explicaciones irrisorias”, señaló Carbone.

El delito de evasión depara una condena mínima, de 1 mes a 1 año de encierro, por lo tanto, condicional. Pero el detalle de haber escapado en un vehículo con armas permitieron a los fiscales agravar el pedido de penas: así elevaron el planteo hasta con 26 años de prisión en algunos casos, al unificar condenas con penas anteriores por las que ya estaban purgando cárcel.

Por otra parte, se descartó la posibilida de que el personal penitenciario haya obrado con negligencia o complicidad en la fuga. "“De milagro ninguna persona del SP resultó herida o fallecida por los disparos que recibieron en sus garitas”, destacó el fiscal. 

“Todo esto lo hizo Cañete para que el jefe de todos ellos, Claudio Morocho Mansilla se escape. La evasión fue el 27 de junio, y el 22 de junio había empezado un juicio que a la postre derivó en otra pena a 25 años de prisión. Mansilla sabía que sería condenado”, concluyó.