El narcomenudeo y la sombra de Los Monos rondan el crimen de las dos hermanas
La conexión de las víctimas con uno de los cabecillas de Los Monos detenido en Piñero, más una deuda por drogas, la principal hipótesis de los investigadores. En la noche del miércoles se logró detener al dueño del auto manchado con sangre que había encontrado Gendarmería a pocas cuadras del lugar en el que aparecieron los cuerpos. Hay otro detenido y un prófugo.
Cerca de las ocho de la noche del miércoles, se conoció que fue detenida una segunda persona sindicada como sospechosa de haber participado en el crimen de Marianela y Estefanía Gorosito, las dos hermanas asesinadas y arrojadas en la noche del martes en un camino rural repleto de basura en Cabín 9, en el límite con la localidad de Pérez.
Las mujeres tenían 25 y 28 años respectivamente y habían sido encontradas al amanecer del miércoles, con tiros en el cráneo y en el tórax, en un hallazgo que sacudió al barrio. Pocas horas después, mientras trabajaban en el lugar los peritos forenses, se supo que habían detenido a alguien por el hecho, más un prófugo. A ambos los había encontrado Gendarmería en un Citroen C3 color gris que tenía en los asientos de atrás manchas de sangre.
Ahora, los investigadores tratan de dar con una tercera persona prófuga y buscan reconstruir lo que puede haber pasado. Si bien no hay más datos oficiales que los que comunicó el fiscal Patricio Saldutti pasado el mediodía, fuentes de la pesquisa señalaron que la principal hipótesis es que las muertes se habrían ordenado por una deuda de drogas y mencionan a uno de los cabecillas de Los Monos detenido en Piñero como presunto instigador.
Las primeras personas del entorno de las víctimas que llegaron al lugar cerca del mediodía fueron un hermano de ambas y el novio de una de ellas. Reconocieron a las dos hermanas y luego se retiraron acompañados por la policía, sin hablar con la enorme cantidad de periodistas apostados en el lugar.
A la misma hora, RosarioPlus llegaba hasta la Comisaría 18 de Pérez, donde había un auto Citroen C3 que había secuestrado la Gendarmería en la zona, durante la madrugada. El vehículo tenía a bordo dos personas cuando fue frenado por los gendarmes, que advirtieron una maniobra sospechosa del auto, cuyo robo había sido denunciado un par de horas antes. Allí detuvieron a uno de los ocupantes, un joven de 18 años y nacionalidad paraguaya que pasó la noche en la Comisaría de Pérez y el otro se escapó, siempre según una fuente policial que pidió reserva. El C3 color gris tenía los asientos de atás reclinados y manchas de sangre en la alfombra. Restan análisis genéticos para saber si pertenece a alguna de las hermanas Gorosito, pero la presunción es que podría estar vinculado al hecho.
Horas más tarde, la AIC pudo reconstruir parte de lo sucedido. El auto que apareció con sangre -en el que también se halló un gorro de lana rosa manchado con sangre- había sido denunciado por robo de una manera poco habitual. Su dueño había dicho en la Comisaría 20 que lo había dejado sin darse cuenta en la puerta de su casa, con la llave puesta a las seis de la tarde. Y que poco después había notado la falta del vehículo. La sospechosa declaración con algunas contradicciones en los dichos llevarían al fiscal y la policía a decidir un allanamiento de ese domicilio, en Melián al 6300, en el barrio La Granada a muy pocos metros del casino. Ahí se detuvo al dueño del C3.
Relaciones peligrosas
Ya caída la noche del miércoles, mientras efectivos de la AIC intentaban dar con el paradero del sospechoso prófugo y definían medidas, otra fuente de la pesquisa dial.ogó con RosarioPlus y brindó datos fuertes: "Las Gorosito tenían visitas a varios detenidos en la cárcel, vinculados a bandas. Entre ellos, a Nico Camino". El dato de calle es que las hermanas habían empezado hace un tiempo a "trabajar en la cárcel".
Cuando el cronista preguntó si esto quería decir que eran empleadas del Servicio Penitenciario, la respuesta vino con una negativa y una explicación: "No. Se está dando un fenómeno que es de las entradas como visita a los pabellones, para ingresar celulares o droga y salir con encargos. Hubo un caso muy conocido, que terminó con el crimen de ella, que fue el de Agustina Thompson. Pero es cada vez más frecuente eso, con muchos líderes presos son las mujeres las que adquieren protagonismo. En muchos casos no son pareja o familiar del que está adentro".
La hipótesis es que Estefanía y Marianela, ambas domiciliadas en México al 2000 en la zona oeste de la ciudad, habían recorrido ese camino. Y que habían profundizado su presencia siendo ellas mismas las que regenteaban el negocio del narcomenudeo: "Tenían un bunker en Cerrito y Nicaragua, otro en Lejarza y Magallanes, en el club de la esquina. Parece que quedaron debiendo casi un millón de pesos y que encima empezaron a vender para otro. Ahí saltó la bronca y Caminos la mandó a matar", conjeturó un investigador a este medio.
Pablo Nicolás Camino está preso desde 2015 y se lo presume líder de una de las franquicias de Los Monos. Fue condenado a 24 años de prisión por dos homicidios y en febrero de este año sumó una imputación por liderar una asociación ilícita con 20 personas y varias células en la zona sudooeste y otros rincones de la ciudad, dedicada a homicidios, robos, amenazas, extorsiones, usurpaciones, abuso de armas y venta de droga. A esa causa la llevó adelante el fiscal Pablo Socca y a la investigación por el doble homicidio de las hermanas Gorosito la tiene su colega Patricio Saldutti.