El Frigorífico Recreo S.A. es una empresa con casi 60 años de antigüedad, que brinda servicio de faena vacuna a terceros y comercializa medias reses, cortes vacunos, porcinos y amplia gama de fiambres y embutidos. Actualmente tienen presencia en todo el territorio nacional y exportan sus productos al exterior.

El pasado 8 de marzo, tomó trascendencia nacional por la muerte de Agustín Escobar, de 20 años, empleado del frigorífico que estaba desde hace solo dos meses trabajando en la fábrica. A 50 centímetros del cuerpo del joven se encontraba un panel eléctrico con el tablero sin tapa, ni disyuntor. 

Desde el Ministerio de Trabajo informaron que la empresa ya tenía denuncias previas, aunque no relacionadas con el área donde Agustín falleció. Según Facundo Osia, subsecretario de Fiscalización de Trabajo, hay diez expedientes iniciados en el lugar por denuncias que ingresaron por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo a raíz de lo que informan las ART. La última inspección fue en agosto de 2022. 

La compañía Recreo dispone de 500 empleados. Santa Fe Plus pudo comunicarse con algunos de los trabajadores y compañeros de Agustín para consultar las condiciones laborales en las que desempeñan sus tareas, quienes por miedo a perder sus puestos de trabajo prefirieron resguardar su identidad. 

“Es bastante normal que haya cortocircuitos. Es un lugar donde se trabaja con mucha agua, mucha humedad. También que se filtre agua de lluvia y se mezcle con los cables. Estuve en lados donde una vez a la semana había algún problema de descarga. No es diario, pero sí recurrente, una tragedia que se podía prever”, señaló uno de sus compañeros.

Créditos: Facebook de Liliana Escobar (hermana de Agustín)
Créditos: Facebook de Liliana Escobar (hermana de Agustín)

—¿Les explican los riesgos al ser contratados?

No hay una charla o capacitación al momento de ingresar.  Quienes tienen menos experiencia suelen aceptar las condiciones laborales tal como se dan, por no tener con qué comparar. Se dan elementos de trabajo, como guantes y botas. Son insumos que te dan cada seis meses aproximadamente, pero hay muchos casos de trabajadores con filtraciones en botas. Más allá de las corrientes eléctricas, hay todo un problema relacionado a enfermedades.

—¿Qué enfermedades?

Producto de la humedad, en la piel por ejemplo. Tuberculosis y brucelosis son las enfermedades comunes de las vacas y que se transmiten por contacto con la piel o con alguna cortadura.

Ese jueves, ¿los hicieron trabajar igual que los días anteriores? ¿Hubo algún cambio?

—Se intentó trabajar de forma normal. Pero no se pudo del todo porque había mucha actividad policial. Pero entiendo que se bajó la línea de seguir trabajando normal. Pero no se pudo por el ambiente que había. Estábamos trabajando a 25 metros de un cuerpo muerto.

Se cortó la ruta por la noche, pero a la mañana siguiente estábamos nuevamente con la faena.

—¿Hubo algún tipo de reparación de los problemas eléctricos?

—Hubo algunas modificaciones. Pero el abandono es muy grande, es estructural, habría que derribarlo y hacerlo de vuelta.

—¿Les dieron instrucciones de cómo comportarse puertas afuera?

—No. Es muy difícil reunir a todos los trabajadores, porque son muchos sectores y horarios distintos. Pero no se han pronunciado en nada: simplemente trabajar y volver a la normalidad.

Se habló mucho de por qué no apoyaron mucho los empleados de la fábrica, hubo pocos en la marcha. La explicación es sencilla: la mayoría tiene miedo de perder su puesto. En la situación que estamos, perder el trabajo implica no llevar plata a casa.

Frigorífico Recreo: trabajadores aseguran que hay electrocuciones recurrentes

Sobre las 12 horas que Agustín permaneció en el frigorífico, uno de los trabajadores dijo: “Que se enteren a las cinco de la mañana que estaba muerto, cuando él debía salir a las 18 del día anterior, es desidia. Y se enteran porque hubo un cambio de turno y se paró la producción. Solo por eso. Cuando ven los números y observan que no se llegó a la cifra prevista, es entonces cuando acuden al empleado. Agustín murió por desidia”, finaliza.