El Senado de la Nación rechazó este jueves las candidaturas de Manuel García-Mansilla y Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia. Las votaciones fueron contundentes: el académico recibió 51 votos en contra y solo 20 a favor, mientras que el juez federal cosechó 43 rechazos, 27 adhesiones y una abstención. Ninguno alcanzó los dos tercios necesarios para ser designado.

La sesión, que tuvo un fuerte trasfondo político, fue presidida por Bartolomé Abdala, en reemplazo de Victoria Villarruel, quien asumió temporalmente la presidencia por el viaje de Javier Milei. El oficialismo intentó evitar el quórum, pero la oposición logró reunir los 37 senadores necesarios para habilitar el debate.

El Frente de Todos aportó 32 legisladores, acompañados por radicales como Lousteau y Blanco, dos senadores del PRO y un exlibertario. En contraste, varios legisladores de Juntos por el Cambio y la UCR se ausentaron, pese a haber prometido su presencia, lo que generó malestar en el oficialismo.

Un punto delicado gira en torno a García-Mansilla, quien ya juró en comisión gracias a un decreto del Ejecutivo. A pesar del rechazo en el Senado, el Gobierno insiste en que su nombramiento sigue vigente hasta noviembre, abriendo una disputa legal e institucional sobre la validez de esa designación.

La votación por el pliego de Ariel Lijo.
La votación por el pliego de Ariel Lijo.

Durante el debate, la senadora Guadalupe Tagliaferri fue una de las voces más críticas, cuestionando la falta de mujeres en la Corte y la legitimidad del procedimiento por decreto. Recordó que el propio García-Mansilla había afirmado que no aceptaría ser designado sin la aprobación del Senado.

También desde el peronismo se expresó preocupación por lo que consideran un abuso de poder. Legisladores como Pablo Bensusán y Anabel Fernández Sagasti señalaron que permitir este tipo de nombramientos socava la institucionalidad y pone en riesgo la estabilidad democrática.

Las únicas defensas destacadas provinieron de sectores aislados del PRO, como la cordobesa Carmen Álvarez Rivero y Luis Juez, aunque ambos igualmente rechazaron la candidatura de Lijo. Para el radical Martín Lousteau, la decisión fue clara: “No se puede permitir que un presidente elija jueces a dedo cuando quiera”.