Expectativas políticas
Por: Leo Ricciardino
El gobierno nacional no puede parar los precios, el provincial no puede parar las balas y el municipal de Rosario no logra que haya taxis y colectivos suficientes para cumplir dignamente con el servicio. Se podría decir que la política no puede con lo esencial. Ninguno de los tres niveles del Estado imaginó esta situación a la salida de la pandemia que los tuvo concentrados por dos años en salvar vidas, en reducir daños. La vicepresidenta Cristina Kirchner cree a
esta altura que cualquier otro hombre o mujer que hubiera elegido para el cargo lo hubiera hecho mejor. ¿También es así para la violencia desatada en Rosario o el transporte público? ¿Otros hombres, mujeres y partidos en el gobierno no tendrían o ya hubiesen solucionado estos
problemas?
Es difícil decirlo, pero superada la primera tentación la sensación que queda es que se trata de problemas estructurales y, en algún punto, vinculados entre sí. La misma vicepresidenta explicó en su comentado discurso en Chaco que el problema inflacionario de Argentina se debe a la demanda de dólares que requiere la economía apenas entra en un período de crecimiento como el que se está atravesando. Y a pesar de la cosecha récord y la suba internacional de los commodities las divisas que se liquidan no alcanzan para sostener toda la estructura económica. Pero la vicepresidenta sí critica una política corta de miras respecto de los salarios y exige variantes en ese sentido. “Acá no hay pelea sino debate de ideas”, aclaró al recibir el
honoris causa en la Universidad de Chaco.
Pero se tiene poco en cuenta el efecto de las políticas de los cuatro años de Mauricio Macri que, con dos años concentrado en los efectos de la pandemia, el gobierno nacional no pudo encarar de frente. Da la sensación de que a todas las críticas internas del Frente de Todos le falta contexto. Como acusó Emilio Pérsico del Movimiento Evita contra La Cámpora: “Están buscando a los responsables de la derrota antes de que se produzca”.
Matías Kulfas, uno de los más señalados en la interna del oficialismo junto con Martín Guzmán y Claudio Moroni; indicó este fin de semana que durante el gobierno de Macri “la industria destruyó empleo en 46 de los 48 meses” de esa gestión y que con el gobierno actual ya van
“22 meses seguidos creando empleo. Recuperamos la política productiva”, indicó en redes sociales el ministro de la Producción en una publicación que incluyó gráficos y todo.
El presidente Alberto Fernández que estaba para la hora del discurso de Cristina el viernes a más de 3.800 kilómetros de ahí, en un acto en Ushuaia; también le bajó el tono a las críticas. Pero los puentes están dinamitados, no hay ni habrá a corto plazo comunicación alguna
entre ambos. Dicho sea de paso no son pocos los analistas que observaron el fin de semana que la vicepresidenta no está pensando en recluirse sólo entre los fieles de La Cámpora sino en disputar el poder dentro del Frente de Todos con dirigentes del peronismo tradicional y no kirchnerista como Sergio Massa, Daniel Scioli y Omar Perotti.
Pero en todos los niveles del Estado creen que el camino elegido es el adecuado. Que hay que esperar los resultados que vienen demorados por distintas circunstancias adversas. Así Fernández cree que no puede durar el escenario inédito de crecimiento económico con trabajadores pobres; Perotti se convence de que una jefatura renovada en la policía
y otra unificada para los mandos federales hará caer las cifras de homicidios; y Javkin cree que si los aportes de la Nación crecen para el transporte el servicio podrá ser más sustentable.
Para muchos serán visiones demasiado optimistas teniendo en cuenta el recorrido y desarrollo de estos problemas. Pero si la política deja de creer y los dirigentes de sembrar horizontes, será aún más complicado encontrar un norte más confortable.
Ya es demasiado duro escuchar a los concejales y a los taxistas decir que con el aumento del 35% votado en la semana el servicio no va a mejorar. O a las autoridades de Transporte de la provincia adelantar que los miles de millones que llegarán de nación no evitarán un paro
de choferes que pugnan por un aumento salarial.