El impacto de la “Emergencia en Nocturnidad" en la movida santafesina
Clausuras de bares y pubs, el traslado de los boliches a las afueras de la ciudad, el reclamo de la juventud y la opinión de los funcionarios, a 13 años de una ordenanza que resultó insuficiente ante el problema de fondo.
Por Natasha Niz
Varios bares de Candioti Norte y Sur fueron clausurados durante las últimas semanas por la Municipalidad de Santa Fe por realizar "actividades no permitidas o registradas para este fin". Bailes dentro de bares y exceso de capacidad en los espacios fueron algunos de los motivos.
La oposición impulsó en el recinto una audiencia pública para involucrar a los actores en cuestión: “la Audiencia toma registro de todo lo dicho y debe ser la base para la elaboración de la norma”, explicó al respecto el concejal de Juntos por el Cambio, Hugo Marcucci.
"La nocturnidad en la ciudad demanda una nueva norma que ordene la convivencia de los actores emergentes. De lo contrario, hasta que no se regularice, van a suceder muchos conflictos entre distintas partes. Como viene pasando desde el verano, con la vuelta a la normalidad pos pandémica", expresó el concejal Guillermo Jeréz (Barrio 88) quien desde su espacio organiza los “Fiestones de Barrio” y se vio afectado por una inhabilitación para realizar el evento.
"El modelo de gestión de la nocturnidad vigente no contempla las distintas formas emergentes, y el derecho a la diversión. A partir de los Fiestones, tenemos una experiencia que nos permite sumar algunos aportes y el Concejo puede ser un buen ámbito para escuchar a todos los actores", agregó.
A la espera de que se termine de cocinar la nueva ordenanza en la que trabaja el Ejecutivo municipal, el panorama se muestra complicado. Todo indica que se avecina un conflicto que involucra a empresarios, actores políticos, propietarios lindantes a bares y quienes quieren disfrutar de la noche santafesina ya sea en boliches, bares, pubs o recitales.
Cuando baja el sol
Bares y pubs resultan la oferta más atrayente para quienes se encuentran en esta búsqueda, con un gran abanico de géneros y estilos para diferentes grupos. Actualmente propuestas como las de Pueblito Bar, por ejemplo, con “Ruinas en recoleta”, reúnen a quienes rondan los 30 (y más), que se acercan con la esperanza de recuperar algo de las noches pasadas.
Las vecinales, por su parte, no se quedan atrás: bailes como los de Fomento 9 de Julio, Sargento Cabral, República del Oeste y por supuesto, Villa Dora, con una historia de más de 50 años y con distintas polémicas en los últimos tiempos.
Mientras tanto, a varias cuadras de Boulevard se encuentra la zona de los boliches, a la vera de la Ruta Nacional 168, con “Random”, una oferta para jóvenes de 17, 18, y 19 años de edad; “Roll and Rock”, que busca un público mayor para sus noches y en el otro extremo de la ciudad, Gorriti al 3000, "BVip" ofrece entretenimiento y bailes durante todo el fin de semana. “Antes tenías otro tipo de movida y propuestas. Se salía jueves, viernes y sábado, pero después de la ordenanza (Nº 11.653) eso cambió y aún más después de la pandemia”, se lamenta un empresario de la noche.
Santa Fe busca hace varios años consolidarse como una propuesta turística y entrar en ese mapa de los lugares a visitar en vacaciones y findes largos, apostando a actividades culturales como teatros, recitales, muestras de arte, ferias de emprendedores, entre otros. Pero a la noche ¿qué se activa?
En una ciudad con casi medio millón de habitantes, las propuestas bailables se encuentran en extremos opuestos: una queda a casi 4 kilómetros de Boulevard y Rivadavia, un epicentro de la noche en décadas pasadas. Hoy, la zona de boliches se ubica más precisamente cruzando la laguna y funciona sólo los sábados a partir de las 00:00. La caminata nocturna se convirtió, entonces, en una especie de procesión para alrededor de 1500 jóvenes que buscan divertirse cada fin de semana, con varias dificultades a sortear: la total ausencia de colectivos, la escasez de taxis y remises, y el peligro latente de caminar en la oscuridad, a metros de una ruta nacional, para llegar al boliche o volver a casa.
“El público mayor quiere otro tipo de comodidades. Como propuestas gastronómicas, o estacionamiento, o seguridad a la hora del regreso, conseguir un taxi es complicado a la salida. Los jóvenes, aunque nieve, te van al boliche”, comentó uno de los empresarios de la noche santafesina. Al respecto Jorge Reynoso, con más de 20 años de trayectoria en el rubro y propietario del complejo Pirámide, describe: "Los de Roll and Rock realizaron una inversión millonaria y no les va gente, nunca vas a poder competir contra 300 pubs en barrio Candiotti".
Las reglas
La ordenanza Nª 11622 que reglamenta los aspectos de la nocturnidad de la ciudad se encuentra vigente desde 2009. Entre ellas se puede destacar el horario de cese (hasta las 6 de la mañana); horario máximo de ingreso (hasta las 2 hs.); y el tope horario para la venta de bebidas alcohólicas (5 hs); el ingreso en boliches es para mayores de 18 años; y también determina multas más caras o clausuras en caso de infringir normas vigentes.
"Como consecuencia de hechos delictivos perpetrados, como así de otras conductas preocupantes desde el punto de vista de la salud y de la seguridad de los concurrentes observadas dentro de confiterías bailables y otros rubros, como también en zonas aledañas, se patentiza una situación de vulnerabilidad de suficiente identidad que obliga al Departamento Ejecutivo a proponer medidas urgentes paliativas de dichas circunstancias con el cometido de desalentar aquellas actitudes y comportamientos que en modo cierto ponen en riesgo la seguridad e integridad física de los vecinos, evidenciándose excesos a los que debe ponerse coto de un modo urgente", planteó el por entonces intendente Mario Barleta junto con el pedido de "Emergencia en Nocturnidad" en octubre 2009.
Esta nueva norma trajo consigo meses después un Plan Urbano de relocalización (ordenanza Nº 11.653), que planteaba condiciones de accesibilidad y seguridad de la zona elegida, a la vera de la ruta 168, con la infraestructura urbana requerida como pavimento, iluminación, entre otros.
En 2014 el Ejecutivo local realizó un llamado de licitación para la obra de “estacionamiento vehicular y tareas de infraestructura complementarias”, con un presupuesto oficial de $14.890.000. El plazo de ejecución previsto era de dos años. Promesa que en ocho años no fue cumplida.
El Artículo Nº 17 de la ordenanza de reubicación establecía las facultades para que el "Departamento Ejecutivo Municipal a iniciará las actuaciones administrativas y celebrar las contrataciones y licitaciones necesarias al efecto de dotar al área establecida de los servicios de agua, cloacas, electricidad, así como de las obras de infraestructura en materia de calles, senderos, iluminación y desagües"
"No terminaron las obras que prometieron. Si querían que la gente se apropie del lugar debían colocar, por ejemplo, veredas, poder llegar y salir del lugar con comodidad, vallas para vehículos. No había seguridad, no había policías, no había un destacamento. La verdad, cuando eso funcionó, funcionó mal", declara Reynoso.
Consultado sobre el momento en el que se dieron cuenta que no iba a funcionar la zona, explica: "Lo supimos desde el primer momento. Nos fundieron. Nos estafaron y nos fundieron. Iban todos los chicos caminando por la ruta. Querían que la gente vaya caminando porque no entraban los autos, ¡pero no hicieron las veredas viejo!. En todas las ciudades del mundo funcionan los boliches menos en Santa Fe."
Al respecto Carlos Pereira concejal de la ciudad por el bloque UCR - Juntos por el Cambio y uno de los impulsores de la reubicación de los boliches durante las sesiones del concejo en 2009, afirma que las veredas se habían realizado: "Se había avanzado mucho, se hicieron veredas, pero desaparecieron bajo los yuyales. Hay un proyecto que no fue completado, que es terminar de enganchar bien con el Puente Colgante, y si bien la infraestructura probablemente había que seguir mejorándola, es la inacción del municipio la que hizo desaparecer las veredas por falta de mantenimiento", asegura.
La caminata
La fría noche santafesina revela sus protagonistas: jóvenes en busca de diversión y los empleados de los boliches en acción.
Una de las principales problemáticas resulta el traslado. Un páramo inseguro que abarca desde el puente hasta la zonificación de confiterías bailables, conflicto que se agrava aún más para las mujeres: “Antes venía caminando, y en colectivo, pero tenés que venir acompañada porque si no te roban hasta el alma, o hay que venir con muchos chicos. Es peligroso” relató una de las jóvenes recurrentes del boliche.
“¿Venir con chicas caminando? No, igual es re peligroso, les roban a todas, te dicen tengo un arma o algo y vos te re cagás. No solamente lo que te roban, sino lo que te gritan, por estar vestida de alguna forma. Siento que me están observando, me siento insegura”, explicó otra. Y añade que a la noche falta "seguridad", porque "la seguridad que hay son los patovicas del boliche, y afuera no se hacen cargo y la calle para venir es re insegura”.
Por otro lado, una de las mozas del boliche cuenta su rutina para trabajar los sábados: “Entro a las 22:00 hs y salgo 6.30 hs. Me manejo en colectivo, me bajo en la parada de la ruta y tengo que caminar, pero cuando termino me buscan porque salgo muy tarde”, describe. “Si puedo evitar caminar sola ese trayecto, lo evito. Si alguien me puede esperar antes del puente, me bajo antes. Porque acá es horrible, no está iluminado, además roban y más si es una mujer, es difícil”, se lamenta.