"Estamos trabajando en un proyecto concreto para conducir la ciudad"
"La idea es armar una candidatura fuerte porque tenemos en claro lo que queremos hacer", señaló el concejal justicialista en el living de Santa Fe Plus. Planteó la necesidad de modernizar el Estado y de reabrir un frigorífico municipal, así como "volver al sistema de grandes mercados populares".
Al concejal Federico Fulini le entusiasma la idea de conducir un proyecto de ciudad que convoque a distintos sectores progresistas "y que vuelva a poner al Municipio en el centro”.
Consciente de la “necesidad” de favorecer la iniciativa privada, resalta asimismo "la importancia de tener un Estado activo” en el armado de espacios para regular la relación entre empresarios y consumidores.
Por caso, propone que la nueva movilidad urbana contemple la explotación municipal de una línea de colectivo, a fin de "tener un modelo testigo y dar la pauta de cómo debe brindarse el servicio”.
También apunta a generar herramientas para que el Municipio incida en el esquema de precios: "Debemos recuperar iniciativas como la del frigorífico municipal y la lógica del gran mercado central”, señala en el Living de Santa Fe Plus.
Añade además la tarea de “modernizar el Estado”, idea que pretende lograr “convocando a las y los jóvenes que saben de programación y se encuentran desempleados”.
“Démosle oportunidades para que se entusiasmen con lo público y no con el discurso de Milei”, resalta sobre la “responsabilidad de los dirigentes sub40 para que la ciudadanía vuelva a confiar en los proyectos comunitarios”.
—¿Qué evaluación hace de la apertura de sesiones realizada por el intendete Emilio Jatón?
—A diferencia de anteriores aperturas de sesiones, donde el intendente por poco anunciaba la llega del reino de los cielos, esta vez noté un discurso más mesurado. No hizo anuncios grandilocuentes, sino que repasó sus grandes puntales de gestión.
Hizo un recorrido puntilloso sobre las obras que se están realizando en la ciudad, principalmente con recursos del Gobierno nacional. Habla bien de Nación que, independientemente del color de turno en la intendencia, cumpla con las y los santafesinos que demandaban esas obras públicas. Demuestra que se piensa más en el beneficio de los vecinos que en el posible rédito político que pueda llevarse.
Entre las obras más destacadas está Camino Viejo a Esperanza, la costanera Néstor Kirchner, la ampliación de la planta potabilizadora y la ampliación de la red cloacal… un montón de obras que no se ven, pero que son muy importantes.
Ahora bien, considero que falta un proyecto de modificación del rol del Municipio para con sus ciudadanos. Esta gestión repite un esquema que viene fracasando desde hace 15 años. Es un Municipio que gestiona obras, pero que funciona de manera ineficiente: llega, responde y actúa tarde. No es culpa de Jatón, sino de una situación que se arrastra desde hace años y que nunca cambió.
En resumen, noté una ausencia de un plan estrátegico, acompañado de una falta de audacia política. Gestionar obras está bien, hay que subrayarlo, pero falta meterse en discusiones fuertes. Es importante arriesgar el capital político para mejorar la vida de las y los santafesinos.
—¿No es el debate de movilidad un intento por dar esas "discusiones fuertes"? ¿Qué te parecieron los pliegos y qué debates esperas?
—Me parece una buena noticia que se ponga en discusión el modelo de transporte, porque es un tema neurálgico. Es saludable y celebro que se hayan enviado los pliegos al Concejo.
Ahora bien, creo que es importante volver a involucrar a la ciudadanía. El año pasado nos aprobaron la posibilidad de realizar una audiencia pública por el tema de nocturnidad, y vuelvo a resaltar la necesidad de un debate de este tipo.
Estamos convencidos de que modificar el transporte es cambiarle la vida cotidiana a muchas personas. Por eso es importante convocarlos a discutir qué modelo de transporte quieren. Que sean parte del sistema que van a utilizar. Hoy se pierden muchos boletos por sus falencias, a lo que se suma la falta de recursos que deberíamos recibir y que están siendo chupados por el Amba.
Y si bien es cierto que no pueden contemplarse las exigencias de todos los usuarios, es importante cumplir con la mayor cantidad de requerimientos que puedan hacerse. Todas las acciones que apunten a aumentar la participación de la ciudadanía, van a ser beneficiosas.
En cuanto a nuestros deseos, vamos a proponer que el Municipio se haga cargo de una línea testigo, que la administre. Solo una, porque hacerse cargo del servicio en su totalidad es inviable porque requiere de miles de millones de pesos.
—¿En qué beneficiaría el tener una línea testigo?
—El motivo no es tanto ideológico como pragmático: tener acceso a los costos y saber con precisión cuánto sale mantener un colectivo en la calle.
Además, explotando una línea darías el ejemplo de cómo deben funcionar. El Estado debería hacer el mayor esfuerzo para que sea la línea más prolija, porque es fundamental recuperar el autoestima de lo público. Hoy estamos ante la idea de que cualquier cosa que haga el Estado, lo va a hacer mal.
Es importante demostrar que se pueden hacer las cosas de forma correcta y necesitamos de un plan obsesivo que apunte a la eficiencia del Estado, que entró en crisis hace ya un tiempo, hablando específicamente de su relación con las y los ciudadanos.
Es una responsabilidad de los dirigentes sub40 el lograr que se vuelva a confiar en los proyectos comunitarios.
—¿Cómo se hace?
—Refrescando la imagen del Estado, mejorando su eficiencia. Hoy estamos ante una pérdida económica concreta en las arcas municipales, por la cantidad de gente que deja de pagar los impuestos, cansados de esperar una respuesta. ¿Quién va a pagar por algo que no funciona bien?
Se necesita de un buen plan y de audacia política, pero también de ciertos saberes que hacen a las nuevas generaciones, como es el caso de la digitalización de los servicios y del acceso a la información.
Se trata de una oportunidad para convocar a jóvenes desempleados que estudian y/o conocen de programación. Sino solo los utilizamos para que traigan dólares, una ecuación que no cierra y el motivo por el que mucha pibada se siente más cercana a Javier Milei que al peronismo.
Queremos convocar a todos los jóvenes preocupados por su ciudad, y el nudo a desatar, que sirve como excusa, es el de mejorar la eficiencia del Estado.
—A partir de lo observado en tus recorridas por la ciudad, en calidad de concejal: ¿cuáles son los temas que más apremia a la sociedad santafesina?
—La ciudadanía en general no se preocupa si un problema específico es responsabilidad del Municipio, de Provincia o de Nación. Y uno de los principales reclamos es que la comida está muy cara.
Y si bien es un problema macro, lo cierto es que hoy el Municipio no cuenta con herramientas para incidir en el precio de los alimentos, como sí lo tenía 40 años atrás, cuando contábamos con un frigorífico municipal.
Mi abuelo era carnicero del mercado central, que es otro de los elementos a recuperar: poder reinaugurar el esquema de grandes mercados populares desplazado en su momento por el modelo de supermercados.
Un ejemplo: mi abuelo compraba la media res y pasaba por el frigorífico municipal, donde le cobraban el servicio de faenado. De manera que accedia a un ganado a bajo costo, muy por debajo de los precios que manejan los frigoríoficos privados, convertidos en grandes intermediarios.
También podría sumarse un ecosistema de ferias para acercar a productores y consumidores. En los grandes galpones de ferias populares se puede ver la real dimensión del juego de oferta y demanda, y generaría un proceso de competencia muy diferente al de los supermercados, donde toda la mercadería la maneja una sola persona o empresa.
Considero necesaria una alternativa a este modelo implementado en los '80, cuando se demolió el mercado central ubicado en Plaza del Soldado. Mi abuela no pisa más ese espacio, porque siente que los militares le quitaron su puesto de trabajo. Antes, el Municipio garantizaba su presencia y fue la mejor época para muchas y muchos santafesinos.
Nuestra propuesta apunta a volver a tener un frigorífico municipal, así como a recuperar la lógica del gran mercado central.
—¿Cómo ve el diálogo entre poderes y el rol del Concejo para con la ciudad?
—Debo admitir que hay diálogo. Estoy por terminar mi primera etapa como concejal y fue un aprendizaje el cómo encarar o mantener conversaciones con personas que no piensan lo mismo, incluso lo contrario. Me sorprendí gratamente de que sea un espacio en el que se pueda hablar.
Tiene un rol especial el presidente del Concejo, Leandro González, una persona muy honesta y que está convencida en la idea de lograr consensos. Después obviamente hay proyectos que pueden no salir, pero se debaten. Es un espíritu que debe mantenerse.
Las diferencias se dan sobretodo en el plano de las prioridades. Como espacio justicialista nos interesan las cuestiones ligadas a la justicia social y en aumentar derechos, mientras otros ponen el acento en la generación de riquezas. Es un poco el tenor de la “grieta”, pero por lo general se trabaja mucho en base al consenso.
—En tu caso: ¿este diálogo tuvo su correlato en la cantidad de proyectos aprobados?
—En ese plano se nos dificultó un poco más, porque estamos bajo una minoría absoluta. Muchas veces no tenemos más oportunidades que incidir en las propuestas de los demás espacios.
No obstante, apuntamos a promover políticas de Estado. Un caso fue el de Salimos Jugando, una iniciativa que propone a una inversión de 400 millones de pesos anuales para clubes y vecinales que se encargan de formar a muchos de nuestros chicos y chicas. Sin ser oficialista es difícil aprobarlo, pero aporta al debate y prefigura la ciudad que vamos construyendo.
También aprobamos muchos proyectos menores o que apuntan a cambios más micro. Pero modificar la estructura del Estado necesita de mayor incidencia en el Municipio. Aquí se presenta una doble dificultad, porque la gente pide soluciones concretas para votarte y no se enamora más desde el discurso.
En síntesis, el Concejo es un espacio en el que se trabaja bien, pero siendo minoría se hace difícil trabajar en polítcas de Estado.
—Para llegar al Municipio hay que candidatearse, y Leandro Busatto lo hizo en tu nombre: ¿Te estas preparando para conducir la ciudad?
—Agradezco que me tenga tanta consideración, porque es una persona con la que vengo trabajando y militando desde hace 15 años. Y así como él presentó un proyecto a nivel provincial, nosotros estamos trabajando en un proyecto concreto para la ciudad de Santa Fe. La idea es construir una candidatura fuerte porque sabemos lo que queremos trabajar.
Tenemos muy en claro lo que nos interesa hacer y no queremos inventar la pólvora. Por eso, si me toca ser el candidato, lo haría con mucho honor, dedicación y felicidad por servir a mi pueblo. Vengo de una experiencia parroquial en la que siempre trabajé por las y los más necesitados. Queremos llevar los valores del barrio y obrero a la Municipalidad. Es mi gran anhelo.
También es importante abrir el diálogo a otras fuerzas políticas que tuvieron un importante recambio generacional y cuentan con una impronta más joven.
—¿Con quiénes vienen charlando?
—Naturalmente que uno levanta las banderas doctrinarias de Juan y Eva Perón. Lo más cercano a ese modelo fue el de Néstor y Cristina Kirchner durante la década ganada. Pero creo que se debe convocarse a todas las fuerzas del campo popular, de centro-izquierda y del progresismo para discutir la ciudad bajo un idioma común.
Puedo mencionar a Pablo Landó, también a Guillermo Jerez, dos personas que no pertenecen al peronismo pero con las que trabajamos juntos y planteamos acuerdos.
Muchas veces se intenta pegar o hacer collages entre organizaciones para tener alguna chance en el plano electoral, pero acá estamos discutiendo y conversando sobre el modelo de ciudad que nos interesa construir. Hay una buena base programática.
—¿Podés adelantar un poco del tenor de las charlas que vienen dándose, o se van a dar?
—Al progresismo o la centroizquierda le cuesta discutir el modelo de ciudad y se limita a opciones electorales aisladas. No logran llegar al electorado. Por eso necesitamos dejar en claro cómo vamos a hacer lo que queremos hacer.
Y estamos convencidos de que lo haremos poniendo el acento en el rol del Estado. No de un modo totalitario, porque también creemos en la necesidad de la iniciativa privada: los empresarios de Santa Fe necesitan de un proyecto claro para que puedan aportar al crecimiento de la ciudad.
Es nuestro deber mostrarle al pueblo que nuestro proyecto es posible. Estoy convencido de que los grandes proyectos políticos tienen mucho de audacia y de creatividad. No hay que repetir recetas, sino encontrar un dispositivo capaz de resumir todos nuestros deseos y anhelos.
Después el dispositivo electoral se irá viendo.
—¿Qué opinión tenés del debate y los movimientos que están dándose en el peronismo a nivel nacional?
—El peronismo tiene que volver a generar entusiasmo y esperanza. La pandemia cortó con un proceso en ese sentido, pero fue una realidad que afectó a todos los partidos políticos. A eso se sumó una guerra y la herencia económica de la gestión macrista.
Más allá de este marco, tenemos que salir del frasco en el que muchas veces discutimos. Salir de la interna para meternos en los problemas de la sociedad, como viene marcando Cristina.
—¿La presencia de Agustín Rossi abona en tal sentido?
—Lo de Agustín me parece una gran noticia. Es un animal político con una enorme capacidad de conducción, que trabaja los 365 días del año y le está dando al Gobierno nacional una impronta muy importante.
Está trabajando por la unidad del Frente de Todos y no para de señalar la necesidad de resaltar los logros de la gestión, además de hacerse cargo del vaso medio vacío.
—¿Qué hace falta para llenarlo?
—El peronismo siempre trabajó por mejorar los ingresos, y esa es la mayor deuda que hoy se tiene. Además, la inflación genera un malestar social muy grande. Es una situación que afecta al sector trabajador pero también al comerciante que se ve imposibilitado de postegar pagos o de hacer previsiones de largo plazo.
Pero siendo estrictamente objetivo, no debe dejar de señalarse que el Gobierno nacional asumió con una deuda impagable y que debió atravesar una pandemia y una guerra.
Por último creo que el peronismo debe juntarse en rechazo a la proscripción de Cristina, porque está claro que si da un paso hacia una candidatura, la Justicia va a trabajar en su contra.
En resumen, creo que hace falta pasar a nafta la cuestión del control de los precios. Por otro lado, tenemos una situación referida a la recuperación del empleo que se muestra favorable.
—¿Por qué resaltas la necesidad de defender a Cristina?
—Porque representa el último dique de contención de quienes asumimos la defensa de los más desprotegidos. Por eso la persiguen, pese a todos los gestos de unidad que dio.
Este es un mensaje para todos los compañeros: hay que tomar el bastón de mariscal, porque no se le puede pedir todo a Cristina. La mejor manera de defenderla es construyendo poder en el territorio. Y ganar elecciones. Es ahí donde las nuevas generaciones deben confluir.