En una carta abierta dirigida a los militantes peronistas y al público en general, Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta de la Nación, aceptó la responsabilidad de presidir el Partido Justicialista.

En su mensaje, Cristina reafirmó su compromiso con la unidad y el liderazgo del peronismo. Sostuvo que, para que el partido vuelva a ser una fuerza relevante en la política nacional, “es necesario un proyecto claro y una dirección sólida”.

Con un mensaje de esperanza, se mostró “dispuesta a asumir nuevamente el desafío”, destacando que el objetivo no es solo liderar al peronismo, sino “reagrupar a todas las fuerzas políticas y sociales en torno a un programa de gobierno que devuelva al país la estabilidad y el bienestar” que, en su opinión, han sido erosionados en los últimos años.

La conducción del PJ se encuentra vacante desde la renuncia del ex presidente Alberto Fernández, que se apartó del cargo el 14 de agosto último debido al escándalo por la denuncia por violencia de género presentada en su contra por la ex primera dama Fabiola Yañez.  

Hasta el momento hubo un solo dirigente que manifestó sus deseos de competir contra Fernández de Kirchner en unas eventuales internas del partido: el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, un dirigente cercano al mandatario bonaerense, Axel Kicillof.

X de Cristina Kirchner

Detalles del texto

Según la exmandataria, la Argentina está en una situación sin precedentes, marcada por “una feroz política de ajuste” que impactó negativamente en la sociedad, con jubilados, estudiantes y trabajadores como principales afectados.

En ese contexto, Cristina expresó su preocupación por el clima de violencia creciente que, alertó, “se fomenta desde las más altas esferas del poder”.

La expresidenta hizo una lectura crítica de la figura del actual mandatario, a quien describió como un "showman economista", señalando que su liderazgo llevó al país al borde del caos.

A través de una mezcla de dolarización prometida y políticas de ajuste drásticas, Cristina sugirió que la gestión actual se basa “en fantasías económicas” y “una desconexión de la realidad” que afecta gravemente la calidad de vida de los argentinos.

Esta desconexión, según ella, “se agrava por las afirmaciones de que los salarios y jubilaciones han superado a la inflación”, una visión que considera “peligrosa e irreal”.

Cristina también hizo una profunda reflexión sobre la historia reciente de la Argentina, poniendo el foco en el antagonismo entre el peronismo y el antiperonismo.

Sostuvo que los presidentes con posiciones marcadamente antipronistas accedieron al poder a través de mecanismos como el balotaje, lo que fomentó una “división estructural” en el país.

En este marco, destacó que las crisis económicas y políticas que el país atravesó desde el retorno de la democracia “han estado fuertemente ligadas a este enfrentamiento histórico” un ciclo que “debe ser superado”.

La exmandataria no deja de lado una autocrítica al señalar los errores cometidos por el peronismo en el pasado reciente, específicamente en los últimos gobiernos.

Reconoció que el partido perdió terreno en diversas provincias y en la Cámara de Senadores, pero también enfatizó la necesidad de una “reconstrucción” que responda a las demandas sociales contemporáneas.

Para ello, planteó la creación de un espacio de discusión interno que permita “redefinir las bases del movimiento y proyectar un peronismo renovado”.