En la sesión de este jueves, el cuerpo legislativo aprobó una ordenanza que declara al alfajor santafesino “patrimonio cultural inmaterial”.

La iniciativa, de autoría conjunta de los concejales Adriana Molina, Leandro González y Lucas Simoniello, contó con el apoyo y acompañamiento de la Asociación Empresaria Hotelera y Gastronómica, las empresas fabricantes de alfajores, la Asociación de Pasteleros y Panaderos, además de las áreas de turismo y comercio del gobierno municipal y provincial.

La ordenanza pretende reconocer este tipo de productos e impulsarlos como un distintivo local, con el objetivo de acompañar y fomentar el desarrollo de las empresas locales que se encuentran incorporadas en el inconsciente santafesinos y santafesinas como manifestaciones autóctonas de nuestra tradición.

Al respecto, Molina manifestó que “todos los actores que intervinieron en la realización de este proyecto estaban con muchas ganas y entusiasmo para que sea aprobada la declaración”.

Agregó que en 2014 se declaró al liso como patrimonio cultural inmaterial que “no es sólo un reconocimiento a nuestras tradiciones sino que seguramente promoverá más trabajo y más turismo, así que estamos muy contentos de que se haya aprobado esta iniciativa”. 

El texto legislativo insta al Ejecutivo Municipal a promover, fomentar y facilitar acciones y eventos que tengan por objeto poner en valor el importante aporte de este producto para la gastronomía y la identidad cultural, a los fines de asistir a la promoción turística de la ciudad.

Antecedente

Según la ordenanza N°12921, “se entiende por patrimonio cultural inmaterial a los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes, que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos, que habitan en la ciudad de Santa Fe reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.

Historia del alfajor santafesino

En el año 1851 don Hermenegildo Zuviría, apodado Merengo, inauguró en la ciudad de Santa Fe, uno de los primeros locales destinados al despacho de bebidas. Allí elaboraba bizcochos, galletitas, mermeladas y dulce de leche.

La receta de los alfajores es prácticamente la misma desde hace más de cien años, compuesta por dos rodajas delgadas de masa salada adheridas una a otra con dulce de leche y recubiertas con merengue.

Sin lugar a dudas, el alfajor santafesino es una receta que se volvió tradición y representa a la ciudad de Santa Fe en todo el país.