El tren urbano, una apuesta mal calibrada que costó casi 4 millones de dólares
Por Gustavo Schnidrig
El tren urbano fue la gran apuesta de Mario Barletta para impulsar su candidatura a gobernador en 2011. Ese año, el dirigente radical transitaba el último de sus cuatro como intendente de la ciudad capital, y tuvo la intención de coronar su gestión con la implementación de un nuevo servicio de transporte de pasajeros que se suponía más cómodo, barato y moderno que el colectivo.
Para ello se planteó una primera traza y se compraron los coches a la empresa Tecnotren SA, en febrero del 2011 y por un precio en pesos equivalente a 581.141,43 dólares (decreto 281/11). Tres meses después, mediante el decreto 879/11, se le hizo un nuevo desembolso equivalente a 97.073,17 dólares para la compra de otro coche simple.
También se reacondicionó la Estación Guadalupe, base del primer trayecto que iba hacia el puerto. Se hizo con fondos del presupuesto participativo y por un total equivalente a los 24.390,24 dólares.
Pero el lanzamiento fue un fiasco: la formación avanzó apenas unos metros y se chocó contra los propios rieles que le debían servir de apoyo. Se le sumó además un contratiempo por parte de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario de Nación y de la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT), que le exigieron mayores controles para circular por la ciudad.
El tren urbano resultó desde entonces una piedra en los zapatos del propio Barletta y se consumó el primer abandono de la formación.
Recién a fines de 2014 y casualmente a las puertas de un nuevo año electoral, el intendente José Corral anunció la refuncionalización del tren con un trayecto más ambicioso, que uniría a El Molino con La Esquina Encendida.
Los preparativos empezaron en noviembre de aquel año, con el reacondicionamiento de las vías existentes y la construcción de otras nuevas. El trabajo estuvo a cargo de la firma Winkelmann SRL, y comprendió dos pagos en pesos de sumas equivalentes a los 439.682,17 y 478.703,07 dólares (decretos 2719 y 2720/14).
En diciembre de ese mismo año se contrató por una millonaria suma (equivalente a 1.105.020,64 dólares) a la empresa Coemyc SA, para la realización de trabajos de apedreado y ciclovías que unirían el nuevo trayecto (decreto 2906/14).
Los trabajos siguieron durante todo 2015. Entre marzo y mayo, la gestión de Corral hizo desembolsos equivalentes a los 850.381,79 dólares a la firma Autotrol SA para el señalamiento vial y tranviario (decreto 320/15); en abril de 15.854,32 dólares a Winkelmann SRL para la ampliación de vías (decreto 410/15); y en mayo se hizo un desembolso equivalente de 92.061,52 dólares a la firma Electromecánica Tacuar para la readecuación iluminaria (decreto 1154/15).
Finalmente, en septiembre se hizo una última contratación por el monto equivalente a los 64.959,40 dólares a Winkelmann SRL (fueron cuatro con esta firma, que se hizo un total de 999.198,96 dólares), para la construcción de vías nuevas.
Estaba todo listo para reinaugurar el tren urbano, que tantos dolores de cabeza le dio al radicalismo. Así fue como el intendente Corral hizo su campaña al augurio de que el 2016 se amanecía con un coqueto tren urbano circulando por las calles de la ciudad y, a fines de 2015, asumiría su segundo mandato como intendente con el 39,19 por ciento de los votos y bajo bandera del Frente Progresista.
La gran inauguración fue en enero del 2016, y estaba todo tan "sobre rieles" que incluso se contaba con el apoyo nacional a través del ministro de Transporte, Florencio Randazzo, quien en plena campaña con intenciones presidenciales aportó unos 30 millones de pesos para la empresa.
Pero volvió a fracasar. La segunda inauguración resultó ser un servicio que se rompía, funcionaba mal, no respetaba los horarios establecidos y era incómodo. El broche de oro se dio en marzo, cuando el tren chocó a un peatón y debió convocarse a una reunión de urgencia exigida por los concejales opositores para que el intendente de explicaciones.
La investigación de los Corral Papers añadió además otro dato escandaloso: entre febrero del 2016 y abril de 2017 la Municipalidad hizo siete contrataciones para mantener los pastos cortos y limpiar la vía mientras la formación del tren descansaba sobre Pedro Vittori. Las beneficiarias fueron dos cooperativas, Todos al Trabajo y Jehobá es mi Pastor, que desembolsaron sumas equivalentes totales de 75.513,51 dólares. El dato de color es que ambas cooperativas estaban presididas por las mismas personas, que casualmente por redes sociales fomentaban la campaña a concejal de Pereira.
Durante ese período también se contrató a una jornada de capacitación, a cargo de La Fraternidad, que al municipio le salió el equivalente de 28.038,88 dólares (decreto 83/2016); y dos nuevos contratos con Coemyc SA (decretos 292 y 295/16) por un total equivalente de 12.225,05 dólares para trabajos de readecuación de apedreado y construcción de una ciclovía.
El último desembolso del Municipio a las cooperativas de trabajo fue en abril del 2017 (decreto 200/17). Desde entonces, el tren urbano se fue apagando: en 2019 se dieron de baja los contratos de los choferes asignados y el año pasado los vagones estancados se guardaron en galpones de la ciudad.
Finalmente, durante la última apertura de sesiones ordinarias del Concejo local, el intendente Emilio Jatón anunció que subastarán lo que queda del tren. Eso sí, avisaron que será imposible recuperar los 3.865.045,19 dólares que pusieron las y los santafesinos para un proyecto que nunca arrancó.
A precios de hoy, el tren urbano salió 429 millones de pesos (en rigor, 429.483.821,5128). A fines de febrero, el Municipio licitó obras de mejoras viales, desagües pluviales y cloacales, veredas nuevas y alumbrado público y agua potable para la zona oeste del barrio Los Hornos, por un total de 350.795 millones de pesos.