Javier Milei se chocó de frente con la casta. Aquello que puso en el centro de su campaña para eliminar como condición para mejorar el futuro, paradójicamente, lo acaba de derrotar en el debate presidencial del balotaje. Sergio Massa acorraló sin compasión a un frágil Milei en un debate que, como nunca, dio un claro ganador.

El debate es una expresión de cada uno: Massa es un tipo profesional de la política, frío a la hora de responder, por ejemplo, sobre la economía que encabeza. Aplicó una estrategia y lo logró al pie de la letra: interpelarlo con preguntas “por sí o por no” para exponer sus contradicciones, descolocando a su rival e incluso haciéndolo perder tiempo. Una paliza táctica. 

Paliza táctica
Paliza táctica

Milei volvió a ser el panelista de hace años, exacerbado y como si no dimensionara lo que está jugando. Pero esta vez, se mostró frágil, solo, desorientado y preocupantemente falto de preparación. Massa tocó sus puntos débiles y dio sus frutos porque quedó explícito alguien que no parece capacitado para el máximo cargo público del país.

El libertario se enredó en la táctica de Massa, y jamás pudo pincharlo con el tema económico , el punto más débil del tigrense ya que es el piloto de esta economía en llamas. Ni siquiera pudo mencionar la palabra inflación. Apenas pudo hilvanar algunos datos y números en algún tema, pero no definió nada. 

Claro que de ganar el debate a sumar votos y convencer al electorado hay un tranco largo. Posiblemente lo que quede sea la de un hombre derrotado y débil, frente a alguien dispuesto -incluso a rozar la banquina con algunas interpelaciones- para lograr su objetivo. Ahora bien, si el debate tiene alguna chance de definir una elección, qué otro que el de este domingo donde se vio nítidamente un ganador.

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X de Juan Manuel Karg