En el marco de la escalada de violencia contra instituciones del ámbito educativo en la ciudad, el exministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Sain, apuntó a un sector político que busca “esmerilar la legitimidad del gobierno en medio de la campaña electoral” al no mediar negociaciones tras los ataques. “No hay enfrentamientos armados, no hay choques con los gatilleros”, sentenció.

“Hay un enorme nivel de fragmentación criminal, de combate, de lucha por la venta de drogas. Los grandes líderes narco no quieren consolidar en los territorios a gerentes con alto nivel de management porque pierden el negocio entonces mantienen la franquicia con soldaditos y personas que tienen el valor agregado de la violencia extrema como lógica”, sostuvo Sain en Sí 989.

Y continuó: “No hay un grupo narco que monopolice, o dos o tres que se dividan el territorio. Tampoco hay un Estado que ordene. El Estado es un cocoliche, particularmente la policía que no para las balaceras de ninguna manera. No hay enfrentamientos armados, no hay choques con los gatilleros. El crimen maneja la calle”.

Al respecto, el exfuncionario subrayó: “Sospecho que también hay una mano política. Si -por las balaceras- hubiera una negociación, las autoridades deberían contarlo porque el accionar de generar de pánico tiene un sentido criminal. Si eso no está solo puedo pensar en la manipulación de un sector policial comprometido políticamente para esmerilar la legitimidad del gobierno en medio de la campaña electoral"

"Si yo soy criminal y baleo una escuela, ¿para qué me voy a poner en riesgo de una investigación a cambio de nada?”, sumó.

Por otro lado, aseguró que las amenazas contra Pablo Javkin y Maximiliano Pullaro “son mentira”. “Si vos estás amenazado de verdad no vas a andar de campaña en un auto haciendo selfies. Te van a cagar a tiros. Eso es verso, es una victimización extremadamente peligrosa. Los que verdaderamente estuvimos amenazados nunca lo contamos porque le das resonancia”.

Por último, Sain indicó que “el policía tiene que estar donde ocurren las cosas, no en la calle. Hay que identificar dónde ocurrenn los hechos. Los delitos de calle se reitrean en el tiempo y el espacio. Las comisarías son oficinas administrativas. En Rosario hay balaceras contra comisarías, ponen los chapones y se quedan atrás. En Buenos Aires, Sergio Berni los persigue hasta abajo de la cama”.

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