Zazpe: luces y sombras
Durante su paso por Santa Fe, en plena dictadura, Monseñor Zazpe fue crítico del gobierno. Muchos detenidos recuerdan sus visitas a la cárcel, durante su cautiverio, y su intervención para salvar la vida del ex intendente Campagnolo. Aunque desde la Conferencia Episcopal reivindicó la actuación de la Junta Militar.
Por Nicolás Lovaisa
"La Iglesia argentina debe ser la voz de los que no tiene voz, a pesar de las inevitables incompresiones y de las amenazas que puedan seguir. A algunos sectores les molesta que la Iglesia reciba y escuche a los sectores obreros, a los familiares de los desaparecidos y de los detenidos sin proceso, o con procesos eternizados, y que pida por los jubilados y a los pensionados. De alguna manera todos ellos son ciudadanos sin voz, o al menos sin suficiente voz". Monseñor Vicente Zazpe pronunció esa frase el 18 de mayo de 1980, mientras transcurría en el país la última dictadura cívico militar. Es recordado y evocado muchas veces como "el Obiscpo que habló mientras otros callaban".
Durante su paso por Santa Fe fueron frecuentes sus visitas a los detenidos en las cárceles. Muchos de ellos recuerdan con cariño sus charlas en Coronda, tras las rejas. Fue, además, clave para salvar la vida de Noé Adán Campagnolo, el ex intendente de Santa Fe que fue secuestrado el 24 de marzo de 1976, el día del golpe, y sometido a atroces torturas en cautiverio.
Fue el propio Campagnolo quien contó su calvario en una entrevista con el programa “Entre Líneas”, conducido por Guillermo Tepper, en 1996, que fue parte de la causa judicial por su secuestro.
Tras aquel hecho, una persona contactó a Zazpe para advertirle la situación por la que atravesaba el, hasta hacía apenas horas atrás, intendente de la ciudad. Zazpe se dirigió a Casa de Gobierno y se entrevistó con el Coronel José María González: el militar levantó el teléfono, llamó a la Guardia de Infantería Reforzada y preguntó quién era responsable de lo que le había ocurrido a Campagnolo. Zazpe fue a esa dependencia policial y constató las torturas por los relatos de los propios uniformados. Campagnolo fue liberado, pero las secuelas físicas y psíquicas de los tormentos lo perseguirían hasta su muerte, en 2003.
"Setenta hematomas en distintas partes del cuerpo, siete costillas fracturadas, rotura de vejiga e intestinos, ano contranatural por seis meses", puede leerse en la historia clínica de Campagnolo, que fue parte de la causa.
"En los últimos meses se han publicado muchos aspectos ocultos del Proceso, no refutados hasta el momento, que hacen sumamente vulnerables las justificaciones del mismo. ¿Se puede continuar hablando de excesos cuando todo el proceso antisubversivo respondió a una premeditada planificación? ¿Se puede afirmar que no se dispone de más información, cuando los servicios de inteligencia controlan rigurosamente a personas, grupos, instituciones y teléfonos?", dijo Zazpe el 6 de junio de 1983, según Clarín.
La Conferencia Episcopal
Más allá de su actuación en Santa Fe, Zazpe se reunió con la Junta Militar, a poco de su asunción. Una de esas reuniones ocurrió el 15 de septiembre de 1976, meses después del golpe y del secuestro de Campagnolo De la misma participaron Juan Carlos Aramburu, Raúl Francisco Primatesta y Zazpe. “Hay desaparecidos que viven en Europa”, declaró Aramburu en 1982. Primatesta jamás recibió a las Madres de Plaza de Mayo.
El memo sobre esa reunión fue publicado hace varios años por Página 12. Allí puede leerse que el objetivo de la reunión era "aclarar que de ninguna manera pretendemos plantear una posición crítica a la acción de gobierno". "Los Obispos somos conscientes de que un fracaso llevaría, con mucha posibilidad, al marxismo y, por lo mismo, acompañamos al actual proceso de re-organización nacional del País, emprendido y encabezado por las Fuerzas Armadas, lo acompañamos con comprensión, a su tiempo con adhesión y aceptación", precisa.
Allí destacan que "parece haber abusos de poder, y a pesar de los notables esfuerzos del Gobierno en pro del País, pareciera que hubiera una falta de autoridad". "Ha habido y hay una imagen buena de las Supremas Autoridades, pero puede deteriorarse", precisan.
Un párrafo es por demás de elocuente: la cúpula eclesiástica se ve ante una disyuntiva y establece dos opciones. La primera, "un silencio comprometedor de nuestras conciencias que, sin embargo, tampoco le serviría al proceso". La segunda, "un enfrentamiento que sinceramente no deseamos". La conclusión, en mayúsculas: "EN CUALQUIERA DE LOS DOS CASOS EL PAÍS PIERDE".
Zazpe también estuvo presente en la reunión con Videla del 10 de abril de 1978, en la que el genocida admitió ante ellos lo que recién hizo público 34 años después: que los desaparecidos habían sido asesinados. Al igual que en aquella reunión de 1976, además de Zazpe estuvieron Primatesta y Aramburu.