Los alacranes se encuentran durante todo el año pero se registra un aumento en la estación veraniega, sobre todo durante las noches de mucho calor. Por eso, la Municipalidad de Santa Fe recuerda las medidas de higiene y cuidado que debe tener en cuenta la población para prevenir las picaduras. 

En el caso de la picadura de un alacrán, desde el área de Salud y Promoción Comunitaria del municipio santafesino, se recomienda concurrir rápidamente al hospital más cercano para su atención y tratamiento y, si se trata de niñas y niños, hacerlo al Hospital Dr. Orlando Alassia, sito en Mendoza 4151.

El peligro de la picadura de alacrán proviene del veneno que deja cuando una persona contacta accidentalmente con uno de ellos y que, en casos extremos, puede ser de suma gravedad. 

César Pauloni, director de Promoción de la Salud del municipio, indicó que ante un incidente con un alacrán “es importante concurrir a una consulta a una guardia, colocar hielo sobre la zona afectada a fin de reducir el dolor y, en la medida de lo posible y sin ponerse en riesgo, llevar al alacrán para que pueda ser identificado”.

Alacranes: cómo prevenir y actuar en caso de picaduras

Síntomas

El dolor que se manifiesta en el sitio de la picadura es intenso y provoca una variedad de signos y síntomas locales y generales que se expresan con diferentes grados de severidad, entre ellos, palidez, náuseas, vómitos, salivación excesiva, enrojecimiento, sensación de hormigueo, piel de gallina y palpitaciones. 

La picadura, frecuentemente, sucede de noche. La población más afectada son los niños pequeños y la localización es en los miembros inferiores.

Pauloni detalló al respecto que “en el caso de niños y bebés hay que estar muy atentos a un tipo de llanto imparable que no se puede contener y buscar siempre la picadura o la zona enrojecida”. 

Asimismo, hay una serie de factores que determinan la evolución que dependen de la persona afectada: el peso, el estado nutricional, la presencia de enfermedades cardiovasculares, asma, hipertensión, diabetes, etc. En tanto, entre los factores que dependen de la especie de alacrán, se señalan el lugar del cuerpo y la cantidad de picaduras efectuadas, la cantidad de veneno inyectado y la época del año.

Prevención y control 

Para evitar la posibilidad de contacto con un alacrán es necesario mantener el hogar y alrededores libres de escombros, ladrillos, tejas, leña, maderas y lugares propicios para habitar; se deben tapar grietas u orificios de los revoques de las paredes, sobre todo si éstas son de ladrillo hueco. También se sugiere sellar las cámaras de las cloacas, colocar malla metálica en las rejillas de las casas y burletes debajo de las puertas, y utilizar insecticidas que sean inocuos para humanos, animales y plantas.

Para evitar la picadura de alacrán, Pauloni recomendó no caminar descalzos y sacudir sábanas y prendas previos a su uso. Es clave revisar la cama antes de acostarse y colocar cinta de embalar en las patas para evitar que suban. En este lugar es donde se produce el 30% de las picaduras. También, es fundamental no dejar ropa en el suelo o sacudirla antes de utilizarla y revisar los zapatos –especialmente los de los niños y niñas– antes de colocárselos, sino ponerlos dentro de una bolsa y simplemente cerrarla con un nudo.

Es necesario recordar que el alacrán es un animal de hábitos nocturnos que permanece oculto durante el día en el suelo o entre las cortezas de los árboles. Es frecuente encontrarlos en lugares habitados por el hombre, en sitios con maderas caídas, escombros, tejas, ladrillos (ámbito peridomiciliario) pero, también, dentro de las casas, en grietas de paredes, pisos, zócalos, huecos de revestimiento de maderas, en desagües que conectan con cloacas, habitaciones y depósitos sin aireación, detrás de cuadros, bajo los muebles o entre la ropas y los zapatos.