La gestación por sustitución: una técnica cada vez más frecuente en nuestro país
Te contamos la historia de Nadia y Anahí, dos madres de Santa Fe y de San Cristóbal, cuyas hijas nacieron por este método. Además dialogamos con las abogadas Sabrina Vidoni y Emilia Osti sobre la legislación vigente en Argentina y en la provincia. El especialista en medicina reproductiva, el Dr. Santiago Gervasini, nos despejó las dudas sobre el proceso.
La gestación por sustitución, mal llamada “maternidad subrogada” o “alquiler de vientre”, desató la polémica en los últimos años. El método generó posturas encontradas, dilemas éticos y morales y tomó mayor repercusión durante la pandemia, cuando un grupo de argentinos y argentinas no podían llegar al encuentro con sus bebés, que habían nacido de esta forma en Ucrania.
Lo cierto, es que a pesar de las reacciones, incluso hacia dentro del campo de la medicina, la gestación por sustitución avanza con firmeza en el país. Actualmente, se estima que se realizan entre 300 y 500 procedimientos por año.
En 2020 nació Nerela, que fue la primera beba gestada de esta manera en el norte de la provincia y sentó un precedente.
Pero ¿quiénes son las personas que tienen hijes a través de este método y cómo llegaron a tomar esta decisión? ¿Conocían la gestación por sustitución? ¿Tienen que ser millonarios para lograrlo? ¿Las personas gestantes, son siempre de escasos recursos y lo hacen por una cuestión económica?.
El tema es complejo y abre múltiples interrogantes. En los siguientes párrafos, un intento de empezar a despejar algunas dudas.
Procedimiento médico
Santiago Gervasini es médico ginecólogo y especialista en medicina reproductiva. Se desempeña tanto en el ámbito público como en el privado y trabaja en el centro médico de alta complejidad Procrearte, con su sede en Buenos Aires y próximamente en la ciudad de Santa Fe. En diálogo con Santa Fe Plus, Gervasini comentó que "las consultas sobre este tema son casi diarias".
Según sostuvo, la gestación por sustitución es una técnica de reproducción humana médicamente asistida, a través de la cual, una persona gestante, lleva adelante un embarazo a partir de la transferencia de un embrión conformado por gametos propios de el/la/las/los futuros progenitor/es y/o de gametos donados (óvulos y espermatozoides).
"Se necesita un trabajo interdisciplinario entre médicos especialistas en medicina reproductiva, psicólogos y abogados. Porque al no estar regulado en Argentina, requiere atravesar una instancia judicial, salvo en Capital Federal, que no se realiza de esta forma. También se llevan adelante entrevistas y acompañamientos psicológicos a quien decide gestar y al/la/los futuros progenitores", explicó el médico. "Actualmente en la ciudad de Santa Fe no existe una clínica de reproducción asistida de alta complejidad. Es por eso que estos tratamientos se hacen en Rosario o en Buenos Aires", planteó.
"Este proceso se lleva adelante cuando la persona tiene una imposibilidad para gestar, ya sea por razones de salud, sexo, género u orientación sexual. A mi consultorio, llegan parejas lesbianas, gays, heterosexuales, mujeres que desean maternar solas, hombres que quieren ser padres solos. No es un tratamiento rápido, requiere de múltiples pasos y requisitos" aclaró.
"Mucha gente desconoce que existe esta posibilidad en Argentina, piensan que sólo puede realizarse en otros países. Es un tratamiento costoso, pero no inaccesible. Los precios varían en cada centro médico y entre Capital y el interior. Pero la realidad es que este tipo de procedimientos van a ser cada vez más frecuentes y estos amparos y juicios que se están viendo con resoluciones positivas, mas la Organización Mundial de la Salud que ya lo avala como un tratamiento de reproducción asistida, tiende a que en un futuro sea contemplado dentro de la Ley de Fertilidad Asistida y por lo tanto, sea cubierto por las obras sociales. Este debate va a llevar a que que en algún momento, eso que ahora es tan caro, pueda ser contemplado como un derecho", expresó.
"Una vez que se realizó la consulta, comienza la búsqueda de la persona que va a gestar. Las situaciones son muy variadas, a veces son familiares, amistades, conocidos y a veces no. De esto se encargan los futuros progenitores. Después, el equipo de psicólogos y médicos, debe realizar una evaluación a todas las personas involucradas para saber si están en condiciones de llevar adelante el proceso y también se realiza un acompañamiento terapéutico durante este periodo" explicó el médico.
"En una instancia posterior, se recurre a un juez para la aprobación de la gestación por sustitución. Allí queda sentado ante la justicia, que no hay un intercambio económico con la persona gestante, salvo para los gastos que implica un embarazo y que apenas nazca el bebé será inscripto con el apellido del/la/las/los futuros progenitores. Si bien en Argentina, este proceso se lleva adelante de un modo "altruista", son nueve meses en los que la persona que va a llevar el embarazo tiene que tener ciertas comodidades. Debe haber una compensación económica para los viáticos, salud, alimentación, vestimenta, todas esas situaciones que deben ayudar a que quien desea llevar un embarazo para ayudar a otra persona lo pueda hacer con cierto confort".
"En mi experiencia, las personas gestantes, son en su mayoría mujeres que ya tienen una familia constituida, que lo hacen principalmente por solidaridad", manifestó Gervasini.
Legislación vigente
Por su parte, las dras. Sabrina Vidoni y Emilia Osti, explicaron a este medio que la gestación por sustitución en Argentina “no se encuentra amparada legalmente ni tampoco prohibida”, es decir, hay un “vacío legal” que es lo que permitió que esta práctica comience a realizarse . “Estos casos se terminan resolviendo judicialmente, salvo en Capital Federal, que ya no es necesario pasar por una situación judicial. En el resto del país, son los jueces quienes resuelven según su discrecionalidad en cada situación".
“En dicha práctica, la persona gestante no tendrá un vínculo jurídico con el bebé. Sino que accede a gestar al bebé de otra persona o pareja. De esta manera, la falta de regulación obliga a los padres a presentarse ante los tribunales a los efectos que se determine la filiación del niño que está por nacer. Respecto a la contribución que se establece, existe un modo llamado altruista, que significa que la persona gestante recibirá una compensación por los gastos ocasionados por el embarazo”.
Según las abogadas, "la última modificación del Código Civil y Comercial, incorporó las técnicas de reproducción humana asistida (TRHA), lo que implicó una revolución en materia reproductiva. Pero, ni la ley 26.862 de acceso integral a los procedimientos y técnicas médico asistenciales de reproducción mecánicamente asistida ni el Código Civil y Comercial de la Nación, regulan la gestación por sustitución como una forma de reproducción humana asistida."
Nadia es de la ciudad de Santa Fe. Se casó con Augusto en 2012, cuando ambos tenían 32 años. Al año siguiente, consultó a su ginecólogo porque tenía el deseo ser madre. Si bien les dijeron que estaba todo bien, estuvieron un año sin poder lograrlo.
Ya con 34 años, decidieron realizar una interconsulta en Rosario, donde les comentaron que sus trompas habían quedado "muy finitas” producto una cirugía de apéndice y dos cirugías posteriores que tuvo a los 16 años. “Me dijeron que esto no me impedía que lograra mi embarazo de forma natural, pero si quería lograr un embarazo de manera más rápida podía someterme a un tratamiento de fertilización in vitro”.
Fue así que iniciaron los tratamientos “siempre tuve una respuesta ovárica muy buena, lográbamos embriones sanos. Pero después no se lograba el embarazo y si se lograba, la implantación no prosperaba. Me transfirieron once embriones en total y nunca lo logré. El diagnóstico siempre era "infertilidad o aborto espontáneo sin causa aparente". Para mí cada embrión que perdí fue un bebé que perdí”, cuenta Nadia.
“Una de esas veces tuve una complicación grave, una hemorragia. Mi marido literal me creyó muerta, me encontró en un mar de sangre. Ese día me dijo basta, hasta acá llegamos. No quiero que te sometas a nada más, no quiero que tengamos que pasar más por esto. Aún así, lo volvimos a intentar una vez más, con el sabor amargo de que tampoco fue el resultado esperado”.
“Decidimos tomarnos una pausa, de alguna manera también uno se aferra a todo. Soy muy creyente, me aferré a la fe, iba al Padre Ignacio y tenía una colección de medallitas y estampitas. Quienes me conocen, saben que siempre me encantaron los chicos, que mi debilidad son mis sobrinos, los hijos de mis amigas. Si bien no contábamos que estábamos haciendo un tratamiento, mi familia y amistades lo intuían y me hacían llegar cosas bendecidas traídas de otros lugares.”
En medio de la pandemia, Nadia y su pareja conocieron la noticia de argentinos que no podían viajar al encuentro con sus bebés que estaban por nacer en Ucrania por el cierre de las fronteras y tomaron el dato de la clínica . “Conmovidos por la situación, motivados y apoyados por un familiar, nos miramos con mi marido y dijimos, ¿por qué no?”, comenta.
“Ya lo habíamos intentado todo y en algún punto, por más que yo lo deseara con toda mi alma, por más que hiciera todo el reposo del mundo y tuviera todos los cuidados, sentía que estaba tirando esos embriones a la basura. No los podía retener en mi cuerpo, no podían implantarse, no podían crecer. Entonces esto surgió como una luz de esperanza, una posibilidad.”
Esa noche, Nadia envió un mail a la clínica Biotexcom y a la mañana siguiente se levantó con la respuesta. Un día después concretaron una videollamada por Whatsapp con Alina, la coordinadora de fertilidad del centro médico y se sacaron las dudas.
“Debo confesar que fui a fijarme en el mapa dónde quedaba Ucrania. Para nosotros era un país lejano y desconocido. Ellos tienen un programa de fertilidad muy completo, con todo resuelto e incluido, desde el momento en que llegás al aeropuerto en Kiev, choferes, traslados, traductores, alojamiento, comida, tratamientos, medicación, intervenciones”, afirmó.
A partir de ese momento, en abril de 2020, enviaron la información y estudios que les pidieron para saber si era viable. Decidieron que Nadia iba a hacer la estimulación ovárica en Ucrania. En enero de 2021, en medio del miedo por un posible nuevo cierre de fronteras, se embarcaron hacia ese destino lejano.
“El trato y la atención humana fueron excelentes. Me hicieron la aspiración de óvulos, nos volvimos a Argentina y en febrero nos confirmaron que habíamos logrado el embarazo. Cada mes recibimos un informe con fotos, videos y ecografías. El 17 de octubre de 2021 estábamos viajando nuevamente a Ucrania. Nuestra hija nació el 20 de octubre de 2021".
“Al conocer personalmente a nuestra gestante, tuvimos la certeza de que llevó nueve meses a nuestra hija en su vientre con mucho amor. Es una persona maravillosa, con una mirada muy especial que nos transmitió paz, cariño y dulzura. Ella tiene su familia, su marido y sus hijos. Nos contó que lo hace de alguna manera en agradecimiento porque pudo ser madre y ayuda a otras personas a que puedan serlo. De hecho, es la segunda vez que lo hace”, indicó.
“Estoy convencida de que los hijos nacen en el corazón de los padres que lo desean, así sea por este método, o por ovodonación, esperma donado o adopción. Este es un día muy especial, no puedo dejar de pensar en todas las personas que lo desean y que aún no lo han podido lograr", culminó Nadia.
Anahí Nanzer es de San Cristóbal, una ciudad ubicada a 180 km de La Capital. En 2020, se convirtió en la primera madre a través de la gestación por sustitución en el norte de la provincia.
“En 2018, con Pablo, mi marido, tomamos la decisión de buscar un bebé. En mayo del mismo año nos enteramos que estaba embarazada, pero por razones desconocidas tuve un aborto espontáneo, en la décima semana", comenta Anahí.
“A dos meses de lo ocurrido, fui sometida a diversas intervenciones quirúrgicas. Me extrajeron un quiste en el ovario derecho. Luego, me realizaron una técnica de embolización en las arterias uterinas y al no dar resultado, me practicaron una histerectomía de urgencia”, explicó.
“En ese momento, lo más importante fue pensar en mi salud, pero sentimos que no íbamos a poder cumplir con el deseo de ser padres”, expresó.
“El médico que me atendió en la ciudad de Santa Fe me derivó a Rosario para ver la posibilidad de extraer ovocitos y congelarlos, ya que no sabíamos qué podía pasar con el ovario izquierdo. Al tener los ovocitos en un futuro se puedan formar un embrión y transferirlos a un vientre".
“Después de mi recuperación física, nos reunimos con mi familia paterna. Fue ahí, cuando un ser muy especial nos llenó nuevamente de esperanzas e ilusiones. Mi prima Marcia, un ejemplo de madre por su amor y entrega diaria a su propio hijo y a cualquier niño/a, fue quien me propuso sin rodeos que ella estaba dispuesta a prestar su “panza” para que podamos concretar nuestro sueño", manifestó.
“Desde ese momento los tres comenzamos a investigar sobre el tema de vientre subrogado. Sabíamos que se podía realizar acá en Argentina, que no era necesario irse al extranjero. Nos unimos a grupos de Facebook y nos enteramos que en Rosario se comenzó a realizar, siempre y cuando haya una justificación médica".
“Para formar un bebé se necesitan tres cosas: ovocito, espermatozoides y útero. Como pareja teníamos mis ovocitos y los espermatozoides de Pablo, lo único que nos faltaba era el útero, que mi prima con mucha solidaridad nos brindó".
“Nos llevó un año tomar la decisión de comenzar a concretar este sueño, sobre todo debíamos tener seguridad, confianza y disposición. Teníamos que cuidarnos entre los tres y mucho más cuidar a mi primito, hijo de Marcia, que en ese entonces tenía 4 años".
“En 2020, durante la pandemia, realizamos consultas por videollamada en diferentes clínicas de fertilidad asistida de la ciudad de Rosario. Después de analizar las diferentes propuestas y sentirnos a gusto con la calidez humana, nos decidimos por una", relató Anahí.
“En seis meses nos concedieron el permiso judicial para poder llevar adelante la gestación por subrogación. Pensábamos que el proceso iba a ser más largo, pero no fue así y en febrero de 2021, comenzamos con el tratamiento".
“En primer lugar, me estimularon para aspirarme ovocitos de mi único ovario, luego, los unieron con los espermatozoides de Pablo y al quinto día, transfirieron al embrión al útero de Marcia, previamente preparado. Transcurrieron los nueve meses de gestación muy bien, cuidamos mucho de la salud de Marcia y de la bebé. Además, los tres y mi primito, debíamos tener un acompañamiento psicológico durante toda la gestación a pedido de la jueza" sostuvo.
El 3 de noviembre nació Nerela. A casi un año de maternar, Anahí se define como “la madre más feliz del mundo”. “Muchos familiares, amigos, conocidos y desconocidos, al enterarse, se alegraron porque en Argentina se pueda llevar a cabo esta forma de gestación”, finalizó.