El conductor televisivo Alejandro Wiebe, más conocido como Marley, rompió el silencio tras la denuncia en su contra por corrupción de menores y aseguró que “son todas falsedades”.

Este martes, se hizo pública la denuncia de Adrián Alfredo Molina, un hombre que hoy tiene 44 años y que denunció que en 1996, cuando tenía 17 años Marley (diez años mayor) lo drogó y lo forzó a mantener relaciones sexuales.

Al respecto, Wiebe aseguró que "son todas falsedades" y que Molina previamente intentó extorsionarlo "con pedido de dinero y amenazas", situación que ya se había suscitado en el pasado.

“Me presenté ante la Justicia porque tengo un montón de pruebas. Lo conozco hace 35 años y éramos grandes, mayores de edad, él estaba estudiando en la facultad, tengo pruebas. Hubo un vínculo muy sano y lindo durante 2 o 3 años. Me pone medio incómodo porque te fuerzan a hablar de algo de lo que yo no hablo”, dijo Marley este miércoles en una entrevista televisiva en Telefe.

Entonces, relató: “El vínculo era perfecto, todo era genial, en 2022 se comunica y me dice que estaba con muchas deudas, me pide una cifra muy alta de dólares, yo no podía en ese momento y le dije que no podía. Ahí, la relación se enfrió, no le cayó muy bien y el año pasado apareció con amenazas”.

A su vez, el conductor incluso contó que Molina “se mudó a Estados Unidos en 2002” y lo acompañó hasta allá “un montón de veces”.

“Se casó y conocí al marido, tenía un Instagram y le ponía like a un emprendimiento que tenía de yoga porque quería que la gente lo viera y quería ayudarlo”, dijo Marley, para demostrar su vínculo con el denunciante.

Finalmente, dijo respecto a la noche del martes: “En este segundo momento más feliz de mi vida aparece esto, son todas falsedades, vino con pedido de dinero y amenazas, una situación horrible que vengo viviendo desde antes”.

Por su parte, el denunciante expresó el martes y ratificó este miércoles su acusación.

Marley rompió el silencio tras la acusación por corrupción de menores
Marley rompió el silencio tras la acusación por corrupción de menores

A continuación, la denuncia completa:

A mediados de la década del '90, mi padre adquirió una computadora la cual me introdujo al mundo de la navegación en las páginas web. En esas cosas a principios del año 96 con 17 años conocí a una persona que se identificó con un alias el cual utilizaba el correo electrónico (da una dirección de correo electrónico que tiene varias letras) ocultando su verdadera identidad, manifestando que se parecía al actor Hugh Grant con lo cual por un par de meses tuve comunicación solo por esa vía, comenzando con una relación de carácter amistosa donde me interrogaba por mi vida, mis cosas, le comentaba sobre mi familia, entre muchas otras, a quien llegué a confiar cosas que nadie sabía.

Para ese momento no tenía definida mi orientación sexual. Esta persona es casi diez años mayor que yo, quien por un tiempo logró mi amistad, me enviaba correos electrónicos diariamente, incluso en sus viajes al exterior. Esa comunicación a diario duró un par de meses. Sin nunca habernos visto ni escucharnos la voz en ese momento no se usaba intercambiar fotos.

En una ocasión me dijo que se parecía al conductor televisivo Marley, generando la duda si era o no. Si bien no lo afirmó me había contado que trabajaba en una compañía de producción de espectáculos, ello fue después de un tiempo de comunicación y antes de conocernos. Al cabo de un tiempo me citó en una esquina de la zona de Palermo donde nos conocimos personalmente, para ese entonces él ya se había transformado en un amigo, en alguien de confianza y la única persona que sabía todo de mi vida.

En esa ocasión me subí a su automóvil en el área de la avenida Libertador e inmediatamente me llevó por la autopista Panamericana a su casa de la Zona Norte del Gran Buenos Aires.

Durante ese trayecto intentó agarrarme de la mano, lo cual rechacé. En ese primer encuentro en su casa trató de seducirme e intentó tener relaciones sexuales, pero me negué, lo cual me dio mucha vergüenza y culpa. Después de habernos conocido personalmente nos comunicábamos a diario por chat y me hacía sentir culpable porque lo había rechazado.

Él me decía que quería tener relaciones sexuales conmigo y que no le debía contar nada a nadie. Yo era un adolescente muy introvertido, tímido, que tenía solo una amiga a quien conté estas confidencias.