Cintia Banchio comenzó su recorrido en las danzas urbanas en 2008, cuando no era tan “popular” como ahora. Cuando arrancó, en Santa Fe no había una escena consolidada y mucho menos demasiados espacios para capacitarse. 

“Yo empecé bailando en una academia llamada Eclipse en 2006, pero lo hacíamos desde lo coreográfico para las competencias”, explicó en diálogo con Santa Fe Plus. Los movimientos, la música y la cultura urbana despertaron su interés desde el comienzo, por lo que allí inició un camino de búsqueda y de aprendizaje que continúa hasta hoy

“En ese momento había algunos seminarios acá de referentes que venían cada tanto, pero también empecé a viajar a Buenos Aires para capacitarme y entrar en el mundo del hip hop, primero”, recordó. En 2008 viajó con un grupo a Curitiba, Brasil, y tomó clases por primera vez de Reggae Jam. En ese momento, las redes sociales no eran las de ahora, pero ya existía Youtube, una herramiento que en Santa Fe usaban para aprender y dar difusió a las capacitaciones. 

Ya en 2011 la escena de las danzas urbanas en la ciudad de Santa Fe había avanzado, con más gente capacitándose y más referentes llegando a la ciudad. En 2012, Cintia decisió abrir su propio estudio de baile We Love Dancing, ubicado en el norte de la ciudad. 

Del Instagram de cintiabanchio

Con el tiempo, ese panorama desconocido se fue tornando en algo familiar y un poco más masivo en al ciudad. La cantidad de bailarines urbanos creció, pero también el conocimiento por lo que se mueve. “Creo que después de la pandemia también hubo un cambio total de mucha gente que dejó de bailar, pero veo que quienes lo sostuvieron están más metidos que nunca”, indicó. Y también sostuvo que antes había muchos alumnos que llegaba a bailar porque simplemente les gustaba moverse y seguir el ritmo, hoy percibe que “todo el mundo es más consciente de las elecciones que está haciendo”. Y eso probablemente tenga que ver con los años de construcción de conocimiento de las danzas urbanas que ella y sus colegas comenzaron a construir en 2008. 

Freestyle

“Antes de la pandemia, estaba muy de moda lo coreográfico”, explicó Cintia y contó que en las danzas urbanas es muy importante el freestyle, es decir, la improvisación. En ese entoces, el foco estaba puesto en las cuestiones técnicas, para sumar información y conocimiento y aplicarlos a las coreografías. 

En 2014, la bailarina comenzó a notar que el freestyle estaba quedando atrás y que era necesario sostenerlo para poder contribuir a la cultura. “Me di cuenta que en las clases era muy difícil dar lugar a la improvisación”, confesó. Entonces, realizó los primeros encuentros de freestyle o batallas. “Pero después lo dejé un poco de lado, seguí con la coreografía y me metí en el montaje de obras para llevar a lo urbano a un lugar más artístico”, rememoró. 

A principios de 2020, antes de la llegada de la pandemia del covid-19, Cintia había realizo una Jam con el objetivo de dar lugar a un espacio de improvisación, que se estaba perdiendo. “Ese año decidí retomar, pero vino la pandemia”, narró. 

Los encuentros presenciales regresaron recién a finales de 2020, por lo que en 2021 Cintia decidió que sí tenía la posibilidad de organizar algún evento, podría volver con un espacio de improvisación. Allí fue cuando realizó el primer “Cypher Addict”, con momentos de improvisación y de batallas de baile de diferentes estilos. 

Del Instagram de cypheraddicts.arg

“Yo creo que el éxito del Cypher fue darle el espacio que el alumnado necesitaba”, analizó. “Las danzas urbanas no nacen en el estudio, surgen en el compartir, en lo social, en las fiestas”, aclaró. Eso en Santa fe estaba perdido y era difícil recuperarlo en las clases con un tiempo determinado. En ese entonces Cintia entendió algo que la hizo hacer un clic y cambiar el camino: “Si no puede enseñarlo, entonces tenemos que vivirla”. 

Los eventos que organiza Cintia trataron de ser lo más similar a lo que aprendieron o vieron de las danzas urbanas en otros lugares, pero con el tiempo fueron tomando una identidad propia santafesina. 

Identidad

Cuando Cintia se acercó por primera vez a las danzas urbanas, lo que más espacio tenía en Santa Fe era el breaking, o sea, había muchos B-Boys y B-Girls que organizaban y competían en batallas. “En ese momento me impresionó, entré en el mundo y vi que también había hip hop y otros estilos que me despertaron la incertidumbre, comencé a buscar e instruirme”, relató. 

Al principio, cuando inició con las clases de danzas urbanas en Santa Fe, las personas que asistían no entendían del todo de qué se trataba. “Lo bueno de los estilos urbanos y lo que llamaba la atención era que había que seguir la rítmica, era como más ejecutable que hacer una pirueta por ejemplo”, precisó. Arrancaron con un grupo que asistía a clase los sábados y recién luego de un año y medio pudieron realizar una coreografía para una presentación

Ese primer paso los animó y generaron un grupo que fue escuela. “En 2013 nos anotamos para participar de la Bienal, un evento que después visitamos varias veces y fuimos premiados”, contó Cintia. Esa fue una de las primeras veces que hubo que adaptar lo urbano a una obra. “Ahí la gente nos conoció y se abrió un poco más el espectro de las personas que venían”, recordó. 

Tanto Cintia como los profesores que son parte del staff de su estudio, trabajan en un constante ida y vuelta entre lo libre de las danzas urbanas y la adaptación a un formato de obra. “No sé como lo hacemos, pero lo hacemos”, confesó. “Sí sé que me propuse dar a conocer las danzas urbanas en la ciudad y que la forma de llegar a toda la gente es la obra”, aclaró. 

También aseguró que se trata de romper con la idea de que hay un movimiento específico para una música determinada. “Creo que el hip hop también puede bailarse con cualquier música, puede estar sonando un ritmo pero uno puede ejecutar movimiento o técnicas de otra danza”, afirmó. 

Pero, a pesar de que lo urbano se pueda adaptar a otros estilos y formatos, en su identidad hay mucho de la libertad y eso no debe perderse. “Nuestro objetivo es no olvidarnos que estamos representarnos a la danza urbana, tiene que haber fundamentos en cuando a lo técnico y el freestyle es algo que nutre y hace las presentaciones más fabulosas”, señaló. 

Un movimiento 

Para Cintia, hay algo que tiene muy claro sobre las danzas urbanas y que es fundamental: “es un movimiento cultural, un estilo de vida, quién baila lo hace porque le gusta la música, le gusta estar en los eventos”. Es por esto que señaló la importancia de asistir a los diferentes eventos urbanos en la ciudad y la región. “Si hay eventos de rap o recitales, voy”, aseguró, porque allí está el camino para conocer y hacer crecer a las danzas urbanas en Santa Fe. 

Cintia nunca se imaginó llegar hasta este punto. “Me cuesta mirar atrás y ver todo el camino recorrido”, sostuvo pero admitió que se sorprende y se alegra de las nuevas propuestas que llegan cada año y de los proyectos que se concretan. 

 “Me da felicidad saber que hay espacios para las personas que nos gustan los estilos urbanos, que podamos escuchar la música que nos gusta, movernos”. Al principio, cuando todo arrancó, no eran tantos. Hoy, las danzas urbanas tanto en Santa Fe como en el mundo se popularizaron a la par del crecimiento de la música urbana. “Yo creo que acá en Santa Fe aún falta unión, apoyar a los diferentes espacios y a todas las personas que nos representan, esa es la base de todos los movimientos”, advirtió. 

Pero a la par del crecimiento en la cantidad, también debe hacerse incapié en la calidad de los movimientos y los aprendizajes. “Lo mejor siempre es estudiar, interiorizarse y profundizar”, dijo y finalizó: “se trata de danzas sociales que nacen en el compartir pero tambien se estudian, tiene que haber un equilibrio de las dos”.