La historia de Paula Cortassa: secuestrada en barrio San Martín cuando tenía un año
Fue secuestrada el 11 de febrero de 1977. Su mamá fue ejecutada de un disparo en la cabeza. Su padre continúa desaparecido. Durante 54 días nadie sabe qué hicieron con ella. “¿Me llevaron a un chupadero para torturar a mi papá?”, les preguntó a los represores en el juicio. Recuperó su identidad en 1998. Un juez de menores fue condenado por su secuestro.
Por Nicolás Lovaisa
“Es más allá”, dice uno de los uniformados. Acaban de disparar contra una casa en la que reside un empleado provincial que, sin saber qué pasa, pide clemencia. Advertidos del error, los militares se desplazan cien metros y abren fuego contra la vivienda ubicada en Castelli 4351, donde residen tres militantes peronistas. Cristina Ruiz es ejecutada de un disparo en la cabeza. A Blanca Zapata también le disparan en el cráneo. Minutos después ingresa al hospital Piloto en un “estado de coma profundo”. Allí se confirma que cursa un embarazo de 26 semanas. A Enrique Cortassa lo secuestran. Sin embargo, un día después, el Segundo Cuerpo del Ejército informa que cayó en el “enfrentamiento”. El Litoral publica ese comunicado e incluso la foto de los efectivos desplegándose alrededor de la vivienda. Además, precisa que “antes de resistirse”, los militantes peronistas hicieron salir de la casa a dos menores.
Eran los hijos de Cristina Ruiz. Su compañero, Osvaldo Ziccardi, había caído semanas antes, en el hecho conocido como “la masacre de Las Heras e Ituzaingo”. En la casa había también una nena, pero el ejército no lo informó: Paula Cortassa, la hija de Enrique y Blanca. La sacaron de la casa envuelta en una sábana ensangrentada. El entonces Juez de Menores, Luis María Vera Candioti, la recibió como NN y la dio en adopción. Las fechas no coinciden: el Ejército entregó a Paula al juez el 4 de febrero de 1977. Curioso, porque el operativo en el que asesinaron a sus padres ocurrió siete días después.
“Necesito saber”
El operativo que se desplegó en barrio San Martín, a plena luz del día y con cobertura periodística incluida, se desarrolló el 11 de febrero de 1977. En esos meses la represión ilegal actuó con más fuerza que nunca. Lo llamativo es la diferencia que había entre la puntería que tenían los uniformados en los supuestos enfrentamientos con militantes políticos y su actuación en otro tipo de hechos. Los registros de los médicos forenses así lo demuestran. Entre el 21 de junio de 1976 y el 21 de agosto de 1977 están asentadas las muertes de 35 militantes, de los cuales 25 recibieron un impacto de bala en el cráneo. En cambio, en otras intervenciones, en el mismo período se registraron 25 heridos y 25 muertos: apenas 8 de ellos recibieron un disparo en la cabeza.
Aquella tarde de febrero los uniformados rodearon la casa y ejecutaron a Cristina Ruiz y Blanca Zapata. Según el informe médico Cristina recibió un impacto con “orificio de entrada en la región occipital” y “orificio de salida en la región temporal izquierda”, lo que le provocó “el estallido de la masa encefálica”. Blanca recibió un disparo en la “región frontal” que derivó en “una lesión encefálica” y “un estado de coma profundo”. Embarazada, agonizó durante 12 días.
A Enrique Cortassa se lo llevaron, pese a que el comunicado militar informó que había sido abatido. Continúa desaparecido. También secuestraron a Paula, su hija, de apenas 14 meses. No se sabe qué pasó con ella durante los 54 días que transcurrieron entre el operativo y el 6 de abril, cuando ingresó a Casa Cuna. Un informe médico fechado el 20 de abril indica que desde su internación “no evolucionó bien su estado anímico”.
El 13 de mayo de 1977 el Juez de Menores, Luis María Vera Candioti, la dio en adopción a Jorge Omar Guallane y Agustina María Moro, un matrimonio de Venado Tuerto. Paula Cortassa pasó a llamarse, entonces, María Carolina Guallane. A los padres adoptivos se les informó que la bebé había perdido a sus padres biológicos en un accidente. Dos años después supieron la verdad.
“Quiero saber qué hicieron conmigo en esos tres meses ¿Me llevaron a un chupadero para torturar a Enrique? Necesito que me lo digan. Lo que me perturba es no saber. Me da asco pensar que esos tipos me tocaban para atormentar a Enrique en un centro clandestino. Son tres meses de mi vida que están en blanco, aunque en realidad están en negro”, declaró María Carolina Guallane ante el Tribunal Oral de Santa Fe el 27 de noviembre de 2015.
Carolina creció con muchas dudas acerca de su identidad. Pasó años soñando extrañas pesadillas. Su familia adoptiva la acompañó en la búsqueda de su verdadera historia, junto con el Movimiento Ecuménico por los DDHH. Se presentó al Banco Nacional de Datos Genéticos para ver si su sangre era compatible con otras familias analizadas, pero el resultado no arrojó compatibilidad.
Ninguna de las familias de origen había denunciado la desaparición de la niña. Abuelas de Plaza de Mayo había recibido denuncias desde 1986 pero no coincidían con su situación. En 1998, Abuelas se presentó como querellante ante la Justicia Federal de Santa Fe para impulsar la investigación sobre su identidad. Ese mismo año, Carolina apareció en varias notas periodísticas diciendo que quería conocer su verdadera identidad: estaba segura de que era hija de desaparecidos.
Cuando sus fotos empezaron a circular en los medios, personas que conocían a sus padres alertaron a sus abuelas. La veían muy parecida a su papá. Entonces, al cruzar los datos genéticos, Paula recuperó su identidad. Fue en septiembre de 1998. Su padre y su hermano o hermana, que debió nacer en cautiverio, continúan desaparecidos.
Condenados
En abril de 2016 los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa Fe condenaron ayer a Luis María Vera Candioti a 15 años de prisión por retener y ocultar, alterar y suprimir el estado civil de María Carolina Guallane-Paula Cortassa, cuando era una beba de catorce meses.
En el mismo juicio, los integrantes del tribunal condenaron también a un policía de la provincia (hoy jubilado) a prisión perpetua y a dos militares (retirados) a 13 y 22 años de prisión por diversos delitos ocurridos en esa provincia durante la dictadura cívico militar.
Juan Perizzotti fue hallado culpable de dieciséis homicidios, entre ellos, los de Blanca Josefa Zapata y Enrique Cortassa. También se le imputó como responsable en la sustracción, retención, ocultamiento, alteración y supresión del estado civil de Paula Cortassa. Por estos cuatro últimos delitos, más la falsificación ideológica de un documento público, Carlos Enrique Pavón, ingeniero químico y militar retirado del Ejército Argentino, recibió una pena de 13 años de prisión.
Abuelas
En febrero de este año, Abuelas de Plaza de Mayo le entregó a Carolina su archivo biográfico familiar. "Esa caja que contiene la reconstrucción de la historia de vida de sus padres, Blanca Zapata y Enrique Cortassa, a través del relato coral de compañeros de militancia, familiares y amigos que los recuerdan", publicó Abuelas en un comunicado.
“Nunca sabemos lo que hay acá adentro, es sagrado. Lo que sea va a llenar algunos huequitos de tu historia, y por supuesto la de tu hijo. Porque el hijo hereda la historia también. Si vos no supieras quién sos, él tampoco lo sabría”, le dijo Estela Carlotto a Paula y a su hijo, que la acompañó junto a su compañero de vida y su suegra, todos “pilares fundamentales” para ella.