Por Manuel Rova, Coordinador Juventud Mesas de Trabajo

En tan solo ocho meses, el boleto de colectivo en Santa Fe aumento un asombroso 450%, pasando de $220 a $1.200. Este aumento desmedido afecta directamente a miles de personas, pero uno de los sectores más golpeados es la juventud.

El gobierno nacional, lejos de ofrecer soluciones estructurales, ha profundizado la crisis con políticas económicas que golpean de lleno a las provincias y municipios, especialmente en el transporte público. La eliminación del Fondo Compensador del Transporte es una clara muestra de cómo el gobierno prioriza ajustes sobre las necesidades esenciales de los ciudadanos. Esta medida dejó a la juventud santafesina a merced de aumentos tarifarios que no solo impactan en nuestras finanzas, sino que también limitan nuestras posibilidades de estudiar, trabajar y desarrollarnos. Es inadmisible que, en lugar de promover políticas que favorezcan la inclusión, se desmantelen los pocos mecanismos de apoyo que teníamos.

El municipio, por su parte, ha demostrado una alarmante incapacidad para protegernos ante este avasallamiento. En lugar de levantar la voz ante el gobierno nacional para exigir que no se nos deje sin el subsidio que tantos necesitan, la administración de Poletti parece haber adoptado una postura de resignación, sin horizonte ni plan claro para defender los intereses de quienes dependemos del transporte público. La falta de gestión y el desinterés por buscar soluciones reales nos hace sentir desamparados y desprotegidos.

Es evidente que el municipio no está dispuesto a enfrentar al gobierno nacional por las políticas de ajuste que están vaciando los bolsillos de los santafesinos. No solo hemos perdido subsidios, sino que la respuesta local ha sido insuficiente, sin iniciativas claras para mitigar el impacto de la crisis. 

Las únicas ideas que se le caen a esta administración parecen ser vaciar las arcas del municipio todos los meses a través de subsidios insuficientes que solo parchean el problema en lugar de solucionarlo. Como resultado, se destinan recursos que podrían haberse utilizado en obras y mejoras de infraestructura que verdaderamente beneficiarían a todos los santafesinos. Este manejo ineficiente no hace más que retrasar el desarrollo de nuestra ciudad, sacrificando inversiones necesarias en favor de medidas cortoplacistas y mal planificadas.

En lugar de actuar como una barrera protectora para los más vulnerables, el municipio ha sido un mero espectador del deterioro de nuestro sistema de transporte. Mientras tanto, los jóvenes seguimos siendo los más afectados, luchando por mantenernos a flote en un contexto que nos empuja al abandono de nuestros estudios y a la precarización laboral.

Si bien algunos jóvenes se benefician del Boleto Educativo Gratuito, muchos otros no tienen acceso a descuentos, y se ven forzados a afrontar tarifas que representan una carga insostenible en un contexto económico ya precario. La pregunta que surge es clara: ¿cómo se espera que la juventud sea el motor que impulse a una ciudad moderna si ni siquiera puede permitirse el transporte para acceder a oportunidades?

La situación del transporte público en Santa Fe no es solo una cuestión de tarifas; es una cuestión de acceso. Barrios como Las Lomas, Cabal, Barranquitas y Los Troncos (solo por nombrar algunos) están desconectados de la red de transporte, lo que evidencia la necesidad urgente de una expansión y mejora real en el servicio. A pesar de la aparente cobertura, la realidad es que muchos colectivos no ingresan a estos barrios por la falta de infraestructura adecuada. Esto limita directamente nuestras opciones de movilidad.

En el informe que presentamos meses atrás junto a la Concejala Violeta Quiroz sobre “La realidad del transporte en la ciudad de Santa Fe” expusimos que el sistema de transporte representa déficit mensualmente. Este déficit obliga a considerar recortes en servicios o, como ya hemos visto, aumentos en las tarifas, que terminan impactando directamente en el bolsillo de los santafesinos. Sin embargo, la solución no puede ser siempre a costa de la juventud ni de los trabajadores.

Las decisiones del municipio han sido insuficientes y, en algunos casos, ineficaces. En lugar de buscar soluciones que generen ingresos adicionales para el transporte, se opta por aumentar tarifas sin abordar los problemas estructurales del sistema.

Es hora de exigir a Poletti y a su administración que asuman la responsabilidad de garantizar un sistema de transporte accesible y eficiente. Los jóvenes no somos solo números en una estadística; o promesas de campaña somos el futuro de esta ciudad y merecemos un transporte que nos permita acceder a nuestras aspiraciones sin tener que sacrificar el poco dinero que ganamos.

En este contexto, la crisis económica impulsada por el gobierno nacional está llevando a muchos jóvenes a abandonar la universidad para aceptar trabajos precarizados que no solo son inestables, sino que tampoco alcanzan para cubrir los gastos de transporte. La necesidad urgente de generar ingresos hace que, en lugar de invertir en nuestro futuro educativo, tengamos que optar por empleos que nos limitan y nos condenan a un ciclo de pobreza. Esta situación es insostenible y exige una respuesta coordinada de las autoridades locales y nacionales para garantizar que la juventud tenga acceso a un transporte digno que facilite su formación y desarrollo.

La inflación descontrolada, la pérdida del poder adquisitivo y la falta de oportunidades es consecuencia directa de un gobierno nacional que ha decidido dar la espalda a las nuevas generaciones. La situación del transporte público es una crisis que exige atención inmediata. Los jóvenes de Santa Fe no podemos permitir que nuestras oportunidades se vean siempre truncadas por decisiones políticas que ignoran nuestras necesidades.