Los “peronólogos”, el dengue, y la grandeza que nos falta
Por César Malato (Militante Peronista y de la Ec. Social y Solidaria)
Al Peronismo nos crecen “peronólogos” en cada rincón y en cada crónica pseudo periodística, más que la proliferación de mosquitos propagadores de la peligrosa enfermedad. Especialistas y consejeros en consejos que nadie pide, de cómo hay que resolver las internas, como hay que llegar a la unidad, o como hay que remozarse para gustar a electorados mas moderados o conservadores, incluso gustar a los electorados que detestan la política y los políticos.
Estos “peronólogos” de todas las edades y pelajes vienen con las manos y los comentarios llenos de verdades. Prestos a pedir autocríticas y auto percibidos prescribidores o gurúes sobre cuánto de bien nos haría “reconocer y aceptar” todos los errores que cometimos y lo mal que nos hicieron a nuestro Movimiento.
Auditar la cantidad de estrecheces y mezquindades a las que estamos puestos a prueba las y los peronistas no esquivará las profundidades de la crisis de representación que sufrimos -y que sufre la totalidad de la dirigencia- provocada y llevada a profundidades no medibles, a través de años de prédica anti política, y de ataque a los mecanismos de la democracia, especialmente el rol de el poder judicial, el parlamento, y las organizaciones libres del Pueblo.
Es inútil, poco posible y hasta inconducente ponernos a, o proponer comparaciones, similitudes y/ o diferencias, entre la estatura política y de liderazgo existente entre Quintela y Cristina, entre quienes son “mas futuro que otros”, o “menos pasado”, aunque historiar tal vez colabora un poco en no tirarnos de cabeza a abrazar errores ya cometidos por otros en otras etapas.
¿Más joven es mejor?
Perón, con 76 años en sus espaldas regresó a la Argentina, siendo él mismo uno de los principales ordenadores del sistema político argentino, de la lucha -que en esa época no se hacía con twitter ni por redes precisamente-, y aportó años de su arte para conducir una sumatoria de dispositivos políticos, gremiales, insurreccionales, institucionales y jurídicos, que hicieron posible no solo su regreso físico al País, sino la vuelta de un Proyecto de País hegemonizado por el Peronismo y un “Frente Nacional de liberación”, instalándola en la conducción del Estado Nacional, con más del 61% de los votos.
En ese proceso fueron centrales cuatro factores; la enorme movilización de masas transversal a las mayorías; el protagonismo de las agrupaciones juveniles; la experiencia de miles de cuadros y dirigentes que habían sostenido casi 18 años de resistencias, sabotajes, organizando el descontento; y el trasvasamiento en el protagonismo de la los ámbitos y espacios en los que se discutía y sintetizaban política y acciones.
Primero la Patria
Lo que no se ve en este escenario es que los contradictores de Cristina esbocen algo de las cosas -en términos de proyectos políticos- con las que no están de acuerdo con Cristina, y con todos y todas las que se han sumado al impulso de la Lista “Primero la Patria”. Por cierto, y en los nombres y las trayectorias de las y los Dirigentes que se integraron a la mencionada lista, ha quedado descartada la hipótesis mentada en los mentideros que atribuyen “todos los males a Cristina y a La Cámpora”, ya que es una nómina en las que apenas, entre una treintena de integrantes, se podría rescatar dos o tres de la mencionada Agrupación. Entonces: ¿para mejorar y convocar al futuro o “tocar nuevas canciones” nos vamos a llenar de Pichetos, Sciolis, Randazos o Schiaretis, que no solo han sido funcionales a las últimas derrotas del Peronismo, sino también a las estrategias legislativas y electorales del antes Macrismo y actualmente al anarco-colonialismo libertario? Para mí -y creo que para muchas y muchos- no, gracias.
Una interna innecesaria e inoportuna
Esa posición no nos impide decir que, en una coyuntura tan dolorosa para nuestro Pueblo en términos económicos, simbólicos, sociales y políticos, en el cual las clases de la economía concentradas, y sus ejecutores en el terreno de las políticas públicas están llevando adelante un verdadero proyecto de concentración brutal de las riquezas, y enajenación del patrimonio nacional, con entrega de nuestra soberanía, celebrar una elección interna para dirimir posiciones sectoriales o personales con diferencias casi imperceptibles, y que no mueven ningún amperímetro más que el de los egos, es -reiterándonos- innecesaria e inconducente.
Hay Conductora, hay Equipo, hay “escudo”
El “escudo” es liderazgo más Pueblo. Hay calidad de Estadista reconocida regionalmente y globalmente, hay arte estratégico para poner en marcha y articular los diferentes dispositivos políticos, gremiales, estudiantiles, empresariales y políticos, que nos pongan de nuevo en la senda de la recuperación de una propuesta generosa, transversal, frentista, democrática, plural y feminista. Solo hay que abrazar fuerte algunas de nuestras más profundas certezas, y convicciones, que en la historia han producido como resultado “los años más felices”.
Esas energías, esos recursos, esas premisas identitarias, históricas y movilizantes, puestas a construir un proceso y un Programa para gobernar con y a favor de los intereses de nuestro Pueblo. Primero la Patria.