Por César Malato (Militante Peronista y de la Ec. Social y Solidaria)

Desde temprana edad, quienes asumimos la identificación y el sentimiento sincero por los intereses populares, y la defensa de aquellos sectores de la población más desfavorecidos, y nos sentimos cómodos y cómodas con la defensa de las causas justas y solidarias, con los proyectos emancipadores que defienden nuestros recursos naturales estratégicos, abrazamos los relatos épicos que vinculaban estos intereses con personas de carne y hueso. Dirigentes y personajes que asumieron en sus épocas los desafíos históricos de no doblegarse ante el atropello de los poderosos de adentro y de afuera. 

Qué acciones o estrategias de demolición sistemática y constante de esos relatos y esa corriente de sentimientos han pasado por nuestras latitudes nacionales y regionales para que, a pocos años de reconocernos en proyectos de país que “nos hacían más felices”, y hoy estemos con un vacío de entusiasmo hacia esos compromisos, y hayamos desistido colectivamente de la creencia que solo “nos podemos salvar solos”?. 

Seremos capaces de proponernos en conjunto generar las acciones y las condiciones para reconstruir un sistema de esperanzas, que aliente a edificar a partir de nuestro Pueblo, mejores Dirigentes, mejor política, proyectos más solidarios, inclusivos y proveedores de mejores condiciones de vida?

Sin dudas los sujetos sociales – empresas, medios de comunicación, monopolios extranjeros, creadores de falsas noticias, sindicatos, políticos, jueces, etc- como en el casino “hacen a diario y en cada hora “su juego”, sin siquiera esperar el “hagan juego” del grupier de la mesa, y las posibilidades materiales de cada uno – la famosa “relación de fuerzas”- establece condiciones sobre las cuáles nos vamos desarrollando como comunidades. Establecen de esa manera Gobiernos, representantes públicos que organizan las decisiones estatales, para mejor o peor democracia, y sistema de políticas públicas, para beneficiar más a unos sectores que a otros.

En este marco, con la famosa “Les Gases” ya aprobada, y el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia N° 70/2023) vigente desde fines de Diciembre de 2023, más el acompañamiento de 18 Gobernadores en la firma del “Pacto de Mayo – que se escribió en Junio, y se firmó en Julio- es indudable que el Gobierno de los Hermanos Miley ha transcurrido más de 180 días con las manos “desatadas”, que le han permitido, y le van a seguir permitiendo con el otorgamiento de las “facultades delegadas”, establecer, hacer y deshacer a su gusto, medidas, Decretos, y otras medidas sin consulta ni necesidad de pasar por la consulta al Congreso de la Nación, menos a los Gobernadores.

Qué resultados tenemos hasta hoy? enorme cantidad de puestos de trabajo en el sector privado destruidos, hasta Mayo contaban más de 178.000; ajuste salvaje para el Estado Nacional con supresión de organismos, y más de 125.000 despidos desde Diciembre 23 a la fecha; suspensión de la asistencia alimentaria para ciudadanos vulnerables y niñeces; transferencias $0 para las Provincias; suspensión masiva de la Obra Pública en todo el País; cese de las políticas de promoción industrial y crediticia para PyMEs y el sector de pequeños y medianos productores agropecuarios; reducción drástica del poder adquisitivo de los salarios y las Jubilaciones y pensiones; suspensión de la provisión de medicamentos a enfermos oncológicos y con enfermedades terminales; aumento indiscriminado de pasajes de transporte público, desfinanciamiento de la educación pública; aumentos de remedios,  combustibles, alimentos, tarifas de los servicios de gas, luz, y telefonía, y una larga lista de etcéteras.

La información y los datos dejan sin posibilidad de peso a los argumentos que ponderan “hay que darle tiempo”, o que ya la cosa vá a mejorar. No hay ningún indicio que se pueda mostrar que indique la veracidad esas aseveraciones. 

Quienes suscribimos a un sistema de valores e ideas que abonan los proyectos colectivos, inclusivos, soberanos y solidarios, debemos ya deponer las falsas vanidades y los intereses sectoriales, para intentar una pluralidad de fuerzas políticas, sociales, gremiales, culturales, que nos permitan poner freno ya a este genocidio social que empuja a millones de compatriotas a la desesperación del desempleo y la miseria planificada. No es “la historia” que nos llama. Es la necesidad de nuestro Pueblo de vivir en sociedades más justas y con mayor calidad de vida.