El próspero negocio de compra venta de saldos y retazos de la casta que lleva adelante la Revolución Liberal del profeta Javier Milei obtuvo en la semana recién concluida otro exitazo. A precio de oferta por liquidación, el gobierno nacional adquirió un puñado de diputados radicales que le permitió consolidar el veto a una tímida reparación jubilatoria y dio vuelta así las amplias mayorías parlamentarias que la habían aprobado. Alto borocotazo.

El bloqueo presidencial implica el sostenimiento del ajuste en cabeza de, por ejemplo, casi 500 mil santafesinos que cobran sus haberes de Anses. La degeneración fiscal en este caso, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, equivale a la graciosa reducción del impuesto a los Bienes Personales para solaz de los ricos top de la Argentina. No vaya a ser que se enojen los sponsors del RIGI.

La misma ley vetada traía consigo la cancelación de la deuda con las cajas previsionales no transferidas, como la de Santa Fe. Curiosamente, la bandera rojo punzó del federalismo no fue enarbolada en esta oportunidad por nuestros aguerridos caudillos contemporáneos. Hasta último momento estuvo en duda la presencia en la sesión de la diputada Melina Giorgi, del espacio de Maximiliano Pullaro, quien finalmente votó en contra de la decisión libertaria. El gobernador aún no se expidió al respecto.

Bien distinto fue el tratamiento discursivo que se les dedicó a los sindicatos del sector público provincial que se opusieron a la reforma previsional vernácula. Se los tachó de mentirosos por decir que el proyecto oficialista pretendía un aumento en la edad jubilatoria. Lo cierto es que la nueva ley, aprobada a los apurones y con una sinfonía de piedras y gases de fondo, faculta al gobernador a incrementar por decreto la franja etárea de retiro si el León libertario logra ese cometido a escala nacional. Artículo 49.

La violenta jornada del jueves en la Legislatura santafesina abre un soberano interrogante sobre el operativo de seguridad, que resultó fácilmente avasallado por un grupete de revoltosos. El día amaneció con un grueso vallado alrededor de la sede parlamentaria y retenes en las rutas para controlar a los colectivos que trasladaban manifestantes. A las pocas horas, la armadura fue desmantelada y la presencia policial quedó reducida al ridículo. Si ese zigzagueo obedeció a divergencias internas en el frente Unidos o a el motivo que fuere, incluidas teorías conspirativas varias, no quita que se trata de un accionar a todas luces reprochable y plenamente adjudicable al Poder Ejecutivo, responsable al fin y al cabo del dispositivo fallido.

El tiempo lo dirá, pero es bastante probable que el costo mayor lo pague el socialismo. No sólo por su aval al ajuste jubilatorio sino también por haber protagonizado un trámite legislativo visiblemente irregular, que debilita la ley ante la ya anunciada ofensiva judicial. Peor aún, desde el punto de vista estrictamente político, al partido de la rosa lo acecha con Pullaro el mismo fantasma que al PRO con Javier Milei, según la teoría de Horacio Rodríguez Larreta: si le va bien, se lo come; si le va mal, lo arrastra. A la UCR le gusta esto.

La oposición en sus diferentes formas, con todos los matices y bemoles del caso, salió bien parada. Expuso con claridad su rechazo la reforma previsional en su contenido y a los modos de tratamiento. Las palmas se las llevó la histriónica Amalia Granata, quien encontró un contexto inmejorable para el despliegue de su show en el recinto, en la calle y en los medios.

De vuelta al Congreso: el Leoncito que es bravío y de casta valiente no pudo renovar la empatía radical en el Senado de la Nación, donde fue castigado con dos fuertes reveses: el DNU de los 100 mil millones para las aventuras de Santiago Caputo en la SIDE fue volteado y el financiamiento universitario logró sanción completa. En el último caso, asoma otro veto express y hay pronóstico de formidables y transversales movilizaciones en contra. Patricia Bullrich tendrá una nueva oportunidad de gasear niños.

Milei tuvo, eso sí, algo para celebrar módicamente en la Cámara Alta: la aprobación, si bien con modificaciones que exigen su retorno a Diputados, de la Boleta Única. Hay experiencia de sobra en la otrora Invencible sobre el resultado de este sistema con tan buena prensa: un festival de músicos populares, periodistas de la tele y famosos de toda calaña a la cabeza de las listas. Adelante, celebrities.